Inmersion Poetas - Flipbook - Page 58
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S almos
Me visitan como si fueran mis amigos,
pero, mientras tanto, juntan chismes
y, cuando se van, los divulgan a los cuatro vientos.
Los que me odian susurran cosas acerca de mí
y se imaginan lo peor.
«Tiene alguna enfermedad fatal —dicen—.
¡ Jamás se levantará de la cama!».
Hasta mi mejor amigo, en quien tenía plena confianza,
quien compartía mi comida, se ha puesto en mi contra.
Señor, ten misericordia de mí.
¡Devuélveme la salud para que pueda darles su merecido!
Sé que soy de tu agrado,
porque no permitiste que mis enemigos triunfaran sobre mí.
Has preservado mi vida porque soy inocente;
me has traído a tu presencia y eso es para siempre.
Alaben al Señor, Dios de Israel,
quien vive desde la eternidad hasta la eternidad.
¡Amén y amén!
Libro Segundo
SALMOS 42–72
SALMO 42–43
Para el director del coro: salmo de los descendientes de Coré.
Como el ciervo anhela las corrientes de las aguas,
así te anhelo a ti, oh Dios.
Tengo sed de Dios, del Dios viviente.
¿Cuándo podré ir para estar delante de él?
Día y noche solo me alimento de lágrimas,
mientras que mis enemigos se burlan continuamente de mí
diciendo:
«¿Dónde está ese Dios tuyo?».
Se me destroza el corazón
al recordar cómo solían ser las cosas:
yo caminaba entre la multitud de adoradores,
encabezaba una gran procesión hacia la casa de Dios,
cantando de alegría y dando gracias
en medio del sonido de una gran celebración.
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