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INMERSIÓN
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P O E TA S
¿Quién puede contar su ejército celestial?
¿No brilla su luz en toda la tierra?
¿Cómo puede un mortal ser inocente ante Dios?
¿Puede alguien nacido de mujer ser puro?
Dios es más glorioso que la luna;
brilla con más intensidad que las estrellas.
Comparadas con él, las personas son gusanos;
nosotros los mortales somos simples lombrices».
Entonces Job habló de nuevo:
«¡Qué manera de ayudar a los indefensos!
¡Cómo salvas a los débiles!
¡Cómo has iluminado mi estupidez!
¡Qué consejo tan sabio has ofrecido!
¿De dónde sacaste esas frases tan sabias?
¿El espíritu de quién habla por medio de ti?
»Tiemblan los muertos:
los que habitan debajo de las aguas.
El averno está desnudo en presencia de Dios;
el lugar de destrucción está al descubierto.
Dios extiende el cielo del norte sobre el espacio vacío
y cuelga a la tierra sobre la nada.
Envuelve la lluvia con sus densas nubes
y las nubes no estallan con el peso.
Él cubre el rostro de la luna
y la envuelve con las nubes.
Él creó el horizonte cuando separó las aguas;
estableció los límites entre el día y la noche.
Los cimientos del cielo tiemblan;
se estremecen ante su reprensión.
El mar se calmó por su poder;
con su destreza aplastó al gran monstruo marino.
Su Espíritu hizo hermosos los cielos,
y su poder atravesó a la serpiente deslizante.
Eso es solo el comienzo de todo lo que él hace,
apenas un susurro de su poder.
¿Quién podrá, entonces, comprender el trueno
de su poder?».
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