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INMERSIÓN
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P O E TA S
poéticos están marcados por poderosas imágenes y tonos graves y elegantes. Hay tres rondas de estos diálogos entre Job y sus tres amigos,
y todos están contenidos dentro de la protesta general de Job, que en
realidad está dirigida a Dios.
La discusión no es meramente teórica o abstracta, más bien, está
puesta dentro del drama continuo que tiene las inexplicables catástrofes de Job directamente en el centro. Como lectores, veremos como
este drama se resuelve a medida que el conflicto continúa a lo largo
de todo el libro.
Pero Job se cansa de escuchar a otros hablar por Dios; quiere confrontar a Dios en persona. Y entonces ocurre. Ya no se habla de Dios;
ocurre una teofanía: ¡Dios se presenta! Ahora el interrogatorio se invierte. En una serie de magníficos poemas, Dios declara su poder y
maestría creativa sobre toda la creación. Dios interroga a Job sobre
cosas de las que Job no sabe nada, y las protestas de Job ahora se ven
mezquinas y desinformadas.
La pregunta «¿Estoy siendo probado injustamente?» adquiere un
nuevo sentido en relación con el contexto amplio del conocimiento
íntimo de Dios y su supervisión de todas las cosas. El libro de Job
nos enseña que toda buena comprensión del misterio de nuestra vida
comienza con el conocimiento de que solo Dios es el Creador y Sustentador de todo el mundo.
Aprendemos mucho al final del drama de Job. Aquellos que afirmaban hablar por Dios y atribuían confiadamente la culpa a los que sufren,
se muestran seriamente errados. Dios siempre es libre, sin ataduras de
ninguna formulación humana acerca de lo que debe hacer en una situación particular. Está por encima y más allá de nosotros; él hace cosas de
las que sabemos nada. El sufrimiento de Job no se debía a su pecado, y
sus honestas afirmaciones de inocencia se muestran legítimas. E incluso
en sus quejas a Dios, Job ha permanecido arraigado en la fe. Nunca
perdió su confianza en que solamente Dios podría intervenir para justificarlo y corregir las cosas.
Este profundo drama de sabiduría concluye con la intervención de
Dios a medida que cambia una vez más las circunstancias de Job. Pero
se ha aprendido la lección. No debemos buscar consuelo fácil ni culpa
en nuestras formulaciones acerca de Dios. Solo el Creador ve todas las
cosas. Debemos vivir nuestra vida en fe y confiar en el Dios que puede
poner todas las cosas en orden al final.