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INMERSOS EN PROVERBIOS
prosperemos en nuestra vida en esta tierra.
Hay un camino de sabiduría, enraizado en el profundo respeto y la
reverencia por Dios mismo, que nos lleva a esa vida buena. Una tradición literaria particular en Israel se centraba en explorar y enseñar este
camino. Hoy lo vemos reflejado en los libros de sabiduría de la Biblia.
El primer ejemplo de esta tradición lo encontramos en el libro de Proverbios. Proverbios no toma la forma de un relato, pero sus enseñanzas
sabias son parte integral de la historia de la Biblia. En este libro, los
antiguos israelitas reunieron dichos sabios (o proverbios) para ayudarles
a seguir el camino recto en la vida. Estos proverbios no son promesas
absolutas de lo que ocurrirá en todas las situaciones. Más bien, son
dichos cortos y fáciles de recordar que ofrecen consejos prácticos para
la buena vida.
Es un fenómeno universal que las culturas produzcan máximas que
expresen sus perspectivas de cómo se debe vivir una vida sabia. Por
ejemplo: «no hay que poner todos los huevos en la misma canasta»,
«más vale un pájaro en mano que cien volando» y «cuentas claras conservan la amistad». Los proverbios de Israel ofrecen esa sabiduría práctica, pero también tienen la ventaja incomparable de estar informados
por las experiencias de la nación en su relación de pacto con Dios.
EL CREADOR ESPERA QUE
Los proverbios en la Biblia muestran la herramienta literaria básica que
hallamos en la poesía hebrea: el paralelismo. Los proverbios hebreos
se expresan generalmente en versos pareados: composiciones de dos
versos donde el segundo verso repite, contrasta o elabora el primero.
A continuación hay algunos ejemplos:
Así como el rico gobierna al pobre,
el que pide prestado es sirviente del que presta.
Los hijos sensatos traen alegría a su padre;
los hijos necios desprecian a su madre.
No te acerques a los necios,
porque no encontrarás conocimiento en sus labios.
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