Inmersion Poetas - Flipbook - Page 192
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L amentaciones
El Señor mismo los dispersó,
y ya no los ayuda.
La gente no tiene respeto por los sacerdotes
y ya no honra a los líderes.
En vano esperamos que nuestros aliados
vinieran a salvarnos,
pero buscábamos socorro en naciones
que no podían ayudarnos.
Era imposible andar por las calles
sin poner en peligro la vida.
Se acercaba nuestro fin; nuestros días estaban contados.
¡Estábamos condenados!
Nuestros enemigos fueron más veloces que las águilas en vuelo.
Si huíamos a las montañas, nos encontraban;
si nos escondíamos en el desierto,
allí estaban esperándonos.
Nuestro rey —el ungido del Señor, la vida misma de nuestra
nación—
quedó atrapado en sus lazos.
¡Pensábamos que su sombra
nos protegería contra cualquier nación de la tierra!
¿Te estás alegrando en la tierra de Uz,
oh pueblo de Edom?
Tú también beberás de la copa del enojo del Señor;
tú también serás desnudada en tu borrachera.
Oh bella Jerusalén, tu castigo tendrá fin;
pronto regresarás del destierro.
Pero Edom, tu castigo apenas comienza;
pronto serán puestos al descubierto tus muchos pecados.
Señor, recuerda lo que nos ha sucedido.
¡Mira cómo hemos sido deshonrados!
Se entregó nuestra herencia a extraños,
y nuestras casas, a extranjeros.
Somos huérfanos, sin padre,
y nuestras madres son viudas.
Tenemos que pagar por el agua que bebemos,
y hasta la leña es costosa.
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