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INMERSIÓN
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P O E TA S
86:17–88:5
Dale tu fuerza a tu siervo;
salva a este hijo de tu sierva.
Envíame una señal de tu favor.
Entonces, los que me odian pasarán vergüenza,
porque tú, oh Señor, me ayudas y me consuelas.
SALMO 87
Cántico. Salmo de los descendientes de Coré.
En el monte santo
está la ciudad fundada por el Señor.
Él ama a la ciudad de Jerusalén
más que a cualquier otra de Israel.
Oh ciudad de Dios,
¡qué cosas gloriosas se dicen de ti!
Interludio
Incluiré a Egipto y a Babilonia entre los que me conocen,
también a Filistea y a Tiro, e incluso a la distante Etiopía.
¡Ahora todas son ciudadanas de Jerusalén!
Con respecto a Jerusalén se dirá:
«Allí todos disfrutan de los derechos de ciudadanía».
Y el Altísimo en persona bendecirá a esa ciudad.
Cuando el Señor escriba en el registro a las naciones, dirá:
«Ahora todas son ciudadanas de Jerusalén».
Interludio
La gente tocará flautas y cantará:
«¡La fuente de mi vida brota de Jerusalén!».
SALMO 88
Para el director del coro: salmo de los descendientes de Coré. Cántico; entónese con
la melodía de «El sufrimiento de la aflicción». Salmo de Hemán el ezraíta.
Oh Señor, Dios de mi salvación,
a ti clamo de día.
A ti vengo de noche.
Oye ahora mi oración;
escucha mi clamor.
Mi vida está llena de dificultades,
y la muerte se acerca.
Estoy como muerto,
como un hombre vigoroso al que no le quedan fuerzas.
Me han dejado entre los muertos,
y estoy tendido como un cadáver en la tumba.