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INMERSIÓN
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CRÓNICAS
2C | 25:8-19
—Su majestad, no contrate tropas de Israel porque el Señor no está
con Israel. ¡Él no ayudará a esa gente de Efraín! Si usted permite que ellos
vayan a la batalla junto con sus tropas, ustedes serán derrotados por el
enemigo sin importar qué tan bien peleen. Dios los derribará, porque él
tiene el poder para ayudarlos o para hacerlos tropezar.
Amasías le preguntó al hombre de Dios:
—¿Pero qué de toda esa plata que pagué para contratar al ejército de
Israel?
El hombre de Dios contestó:
—¡El S eñor puede darle a usted mucho más que eso!
Así que Amasías dio de baja a las tropas que había contratado y las envió
de regreso a Efraín. En consecuencia se enojaron con Judá y regresaron
enfurecidos a sus casas.
Luego Amasías se armó de valor y dirigió a su ejército al valle de la Sal,
donde mataron a diez mil soldados edomitas de Seir. Capturaron a otros
diez mil, los llevaron hasta el borde de un precipicio y desde allí los despeñaron. Al caer sobre las rocas abajo, se hicieron pedazos.
Mientras tanto, las tropas contratadas que Amasías había enviado de
regreso hicieron incursiones en varias ciudades de Judá entre Samaria y
Bet-horón. Mataron a tres mil personas y se llevaron un gran botín.
Cuando el rey Amasías regresó de masacrar a los edomitas, trajo consigo
los ídolos que le había quitado a la gente de Seir. ¡Los puso como sus propios dioses, se inclinó ante ellos y les ofreció sacrificios! Esto hizo enojar
mucho al S eñor, quien le envió un profeta para que le preguntara:
—¿Por qué acudes a dioses que ni siquiera pudieron salvar a su propio
pueblo de tu mano?
Pero el rey lo interrumpió y le dijo:
—¿Desde cuándo te nombré consejero del rey? ¡Cállate antes de que
te mande matar!
El profeta no insistió más pero hizo esta advertencia:
—Yo sé que D
ios ha decidido destruirte porque has hecho esto y te
negaste a aceptar mi consejo.
Después de consultar con sus consejeros, el rey Amasías de Judá envió
a Yoás, rey de Israel, hijo de Joacaz y nieto de Jehú, el siguiente desafío:
«¡Ven y enfréntate conmigo en batalla!».
Entonces el rey Yoás de Israel respondió a Amasías, rey de Judá, con
el siguiente relato: «En las montañas del Líbano, un cardo le envió un
mensaje a un poderoso cedro: “Entrega a tu hija en matrimonio a mi hijo”;
pero en ese momento, un animal salvaje del Líbano pasó por allí, ¡pisó el
cardo y lo aplastó!
»Tú dices: “He derrotado a Edom”, y estás muy orgulloso de eso; pero