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INMERSIÓN
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CRÓNICAS
2C | 22:12–23:13
de Ocozías, escondió al niño para que Atalía no pudiera asesinarlo. Joás
permaneció escondido en el templo de D
ios durante seis años, mientras
Atalía gobernaba el país.
En el séptimo año del reinado de Atalía, el sacerdote Joiada decidió actuar. Se armó de valor e hizo un pacto con cinco comandantes del ejército:
Azarías, hijo de Jeroham; Ismael, hijo de Johanán; Azarías, hijo de Obed;
Maaseías, hijo de Adaía, y Elisafat, hijo de Zicri. Estos hombres viajaron
en secreto por todo Judá y convocaron a los levitas y a los jefes de clanes
de todas las ciudades para que fueran a Jerusalén. Entonces se reunieron
frente al templo de Dios, donde hicieron un pacto solemne con Joás, el
joven rey.
Joiada les dijo: «¡Aquí está el hijo del rey! ¡Ha llegado el momento
para que él reine! El Señor prometió que un descendiente de David sería
nuestro rey. Tienen que hacer lo siguiente: cuando ustedes, sacerdotes y
levitas, empiecen el turno el día de descanso, una tercera parte de ustedes
servirán como porteros; otra tercera parte irá hasta el palacio real; y la
otra tercera parte estará en la puerta de los Cimientos. Todos los demás
deberán quedarse en los atrios del templo del Señor. Recuerden, solo
los sacerdotes y los levitas de turno pueden entrar al templo del Señor,
porque han sido separados como santos. El resto del pueblo deberá obedecer las instrucciones del S eñor y permanecer fuera. Ustedes levitas,
formen una escolta alrededor del rey y tengan sus armas en la mano.
Maten a cualquiera que intente entrar al templo. Quédense junto al rey
vaya donde vaya».
De manera que los levitas y todo el pueblo de Judá hicieron todo tal
como el sacerdote Joiada les había ordenado. Los comandantes se encargaron de los hombres que se presentaban para su turno ese día de descanso,
así como los que terminaban el suyo. El sacerdote Joiada no permitió que
ninguno se fuera a su casa después de haber terminado su turno. Luego
Joiada dio a los comandantes las lanzas y los escudos grandes y pequeños
que habían pertenecido al rey D
avid y estaban guardados en el templo de
Dios. Ubicó a todos los hombres alrededor del rey, con sus armas listas.
Formaron una hilera desde el lado sur del templo hasta el lado norte y
alrededor del altar.
Entonces Joiada y sus hijos sacaron a Joás, el hijo del rey, pusieron la
corona sobre su cabeza y le entregaron una copia de las leyes de Dios. Lo
ungieron y lo proclamaron rey, y todos gritaron: «¡Viva el rey!».
Cuando Atalía oyó el ruido de la gente que c orría y los gritos aclamando
al rey, fue de prisa al templo del S eñor para ver qué pasaba. Cuando
llegó, vio al recién coronado rey de pie en el lugar de autoridad, junto
a la columna de entrada al templo. Los comandantes y los trompetistas
lo rodeaban, y gente de todo el reino celebraba y tocaba las trompetas.