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C rónicas – E S D R A S – N E H E M Í A S
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un terror de parte del S eñor se apoderó de la gente. Como resultado,
también se llevaron un enorme botín de esas ciudades. Además, atacaron
los campamentos de los pastores y capturaron muchas ovejas, cabras y
camellos antes de regresar a Jerusalén.
Luego el Espíritu de Dios vino sobre Azarías, hijo de Obed, y salió al encuentro del rey Asa cuando este volvía de la batalla. «¡Escúcheme, Asa!
—le gritó—. ¡Escuchen todos ustedes de Judá y de Benjamín! ¡El S eñor
permanecerá con ustedes mientras ustedes permanezcan con él! Cada vez
que lo busquen, lo encontrarán; pero si lo abandonan, él los abandonará a
ustedes. Por mucho tiempo los israelitas estuvieron sin el verdadero Dios,
sin sacerdote que les enseñara y sin la ley que los instruyera; pero cada
vez que estaban en dificultades y se volvían al S eñor, Dios de Israel, y lo
buscaban, lo encontraban.
»En esos tiempos oscuros no se podía viajar con seguridad y los problemas perturbaban a los habitantes de todos los países. Nación luchaba
contra nación, ciudad contra ciudad, porque D
ios las afligía con todo tipo
de dificultades; pero en cuanto a ustedes, sean fuertes y valientes porque
su trabajo será recompensado».
Cuando Asa oyó este mensaje de Azarías el profeta, se armó de valor y
quitó todos los ídolos detestables de la t ierra de Judá y de Benjamín, así
como de las ciudades que había conquistado en la zona montañosa de
Efraín. Además reparó el altar del S eñor que estaba frente a la antesala
del templo del Señor.
Después Asa convocó a todo el pueblo de Judá y de Benjamín, junto con
la gente de Efraín, Manasés y Simeón que se había establecido entre ellos.
Pues muchos de Israel se habían mudado a Judá durante el reinado de Asa
cuando vieron que el Señor su Dios estaba con él. La gente se reunió en
Jerusalén a fines de la primavera, durante el año quince del reinado de Asa.
Ese día sacrificaron al S eñor setecientas cabezas de ganado y siete mil
ovejas y cabras del botín que habían tomado en la batalla. Luego hicieron un pacto de buscar al Señor, D
ios de sus antepasados, con todo el
corazón y con toda el alma. Decidieron que todo el que se negara a buscar al Señor, Dios de Israel, sería ejecutado, fuera joven o anciano, hombre o mujer. Con gran voz hicieron un juramento de lealtad al S eñor al
estruendo de las trompetas y al fuerte toque de los cuernos de carnero.
Todos en Judá estaban contentos con el pacto, porque lo habían hecho de
todo corazón. Con fervor buscaron a D
ios y lo encontraron; y el S eñor
les dio descanso de sus enemigos en todo el territorio.
El rey Asa quitó a su abuela Maaca de su puesto de reina madre, porque
ella había hecho un poste obsceno dedicado a la diosa Asera. Derribó el
poste obsceno, lo hizo pedazos y lo quemó en el valle de Cedrón. Aunque