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C rónicas – E S D R A S – N E H E M Í A S
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alimento, aceite de oliva y vino. También, como medida de seguridad adicional, puso escudos y lanzas en esas ciudades. Así que solo Judá y Benjamín quedaron bajo su control.
Todos los sacerdotes y levitas que vivían en las tribus del norte de Israel
se aliaron con Roboam. Los levitas incluso abandonaron sus pastizales y
sus propiedades y se trasladaron a Judá y a Jerusalén, porque Jeroboam
y sus hijos no les permitían servir al Señor como sacerdotes. Jeroboam
nombró a sus propios sacerdotes para servir en los santuarios paganos,
donde rindieron culto a ídolos con forma de cabra y de becerro que él
había hecho. De todas las tribus de Israel, los que querían adorar de corazón al Señor, Dios de Israel, siguieron a los levitas a Jerusalén, donde
podían ofrecer sacrificios al Señor, Dios de sus antepasados. Esto fortaleció el reino de Judá, y durante tres años apoyaron a Roboam, hijo de
Salomón, pues durante esos años ellos siguieron fielmente los pasos de
David y de Salomón.
Roboam se casó con su prima Mahalat, hija de Jerimot, quien era hijo de
David y Abihail, hija de Eliab, hijo de Isaí. Mahalat tuvo tres hijos: Jeús,
Semarías y Zaham.
Tiempo después, Roboam se casó con otra prima, Maaca, nieta de Absalón. Maaca dio a luz a Abías, Atai, Ziza y Selomit. Roboam amó a Maaca
más que a cualquiera de sus otras esposas y concubinas. En total, tuvo
dieciocho esposas y sesenta concubinas que le dieron veintiocho hijos y
sesenta hijas.
Roboam nombró líder entre los príncipes a Abías, hijo de Maaca, y así
puso en claro que él sería el próximo rey. Roboam actuó sabiamente dándoles a sus demás hijos responsabilidades y estableciendo a algunos en
las ciudades fortificadas por todo Judá y Benjamín. Les dio abundantes
provisiones y encontró muchas esposas para ellos.
Cuando Roboam estaba fuerte y firmemente establecido, abandonó la ley
del Señor y todo I srael lo siguió en este pecado. Debido a que fueron infieles al Señor, el rey Sisac de Egipto subió y atacó Jerusalén en el quinto
año del reinado de Roboam. Llegó con mil doscientos carros, sesenta mil
caballos y un ejército incontable de soldados de infantería, integrado por
libios, suquienos y etíopes. Sisac conquistó las ciudades fortificadas de
Judá y luego avanzó para atacar Jerusalén.
Entonces el profeta Semaías se reunió con Roboam y con los líderes de
Judá, quienes habían huido a Jerusalén por causa de Sisac. Semaías les dijo:
—Esto dice el S eñor: “Ustedes me abandonaron, y por eso yo los abandono en manos de Sisac”.
Entonces los líderes de Israel y el rey se humillaron y dijeron: