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INMERSIÓN
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CRÓNICAS
5:27–6:12
Tekel significa “pesado”: usted ha sido pesado en la balanza y no dio la
medida.
Parsin significa “dividido”: su reino ha sido dividido y dado a los
medos y a los persas.
Entonces por orden del rey Belsasar, vistieron a Daniel con mantos
púrpuras, le pusieron una cadena de oro en el cuello y lo proclamaron el
tercero en importancia en el reino.
Esa misma noche mataron a Belsasar, rey de Babilonia.
Y Darío el medo se apoderó del reino a los sesenta y dos años de edad.
Darío el medo decidió dividir el reino en ciento veinte provincias y nombró a un alto funcionario para gobernar cada provincia. Asimismo, el rey
escogió a Daniel y a dos personas más como administradores para que
supervisaran a los altos funcionarios y protegieran los intereses del rey.
Pronto Daniel demostró ser más capaz que los otros administradores y
altos funcionarios. Debido a la gran destreza administrativa de Daniel, el
rey hizo planes para ponerlo frente al gobierno de todo el imperio.
Entonces los demás administradores y altos funcionarios comenzaron a
buscar alguna falta en la manera en que Daniel conducía los asuntos de gobierno, pero no encontraron nada que pudieran criticar o condenar. Era fiel,
siempre responsable y totalmente digno de confianza. Finalmente llegaron
a la siguiente conclusión: «Nuestra única posibilidad de encontrar algún
motivo para acusar a Daniel será en relación con las normas de su religión».
Así que los administradores y los altos funcionarios se presentaron ante
el rey y dijeron: «¡Que viva el rey Darío! Todos nosotros —administradores, autoridades, altos funcionarios, asesores y gobernadores— nos hemos
puesto de acuerdo en que el rey apruebe una ley que se haga cumplir estrictamente. Ordene usted que, en los próximos treinta días, todo aquel que
ore a quien sea, divino o humano —excepto a usted, su majestad—, sea
arrojado al foso de los leones. Ahora bien, su majestad, emita y firme esta
ley de tal modo que no pueda ser alterada, una ley oficial de los medos y
de los persas que no puede ser revocada». Así que el rey Darío firmó la ley.
Sin embargo, cuando Daniel oyó que se había firmado la ley, fue a su casa
y se arrodilló como de costumbre en la habitación de la planta alta, con
las ventanas abiertas que se orientaban hacia Jerusalén. Oraba tres veces
al día, tal como siempre lo había hecho, dando gracias a su D
ios. Entonces
los funcionarios fueron juntos a la casa de Daniel y lo encontraron orando
y pidiéndole a Dios que lo ayudara. De manera que fueron directo al rey
y le recordaron el decreto.