Inmersion Cronicas NTV - Flipbook - Page 166
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Así que, el 17 de abril, citaron a los secretarios del rey, y se escribió un
decreto tal como lo dictó Amán. Lo enviaron a los funcionarios del rey
de más alta posición, a los gobernadores y a los nobles de cada provincia
en sus propios sistemas de escritura y en sus propios idiomas. El decreto
se redactó en nombre del rey Jerjes y fue sellado con el anillo del rey. Se
enviaron comunicados a todas las provincias del imperio mediante mensajeros veloces, con orden de matar, masacrar y aniquilar a todos los judíos
—jóvenes y ancianos, incluso las mujeres y los niños— en un solo día. El
plan estaba programado para el 7 de marzo del año siguiente. Las pertenencias de los judíos serían entregadas a los que los mataran.
Una copia del decreto debía emitirse como ley en cada provincia y
proclamarse a todos los pueblos, a fin de que estuvieran preparados para
cumplir con su deber el día señalado. Por orden del rey, se despachó el decreto mediante mensajeros veloces, y también se proclamó en la fortaleza
de Susa. Luego el rey y Amán se sentaron a beber, pero la ciudad de Susa
entró en confusión.
Cuando Mardoqueo se enteró de todo lo que había ocurrido, se rasgó su
ropa, se vistió de tela áspera, se arrojó ceniza y salió por la ciudad llorando
a gritos con un amargo lamento. Llegó hasta la puerta del palacio porque
no se permitía que nadie entrara por la puerta del palacio vestido de luto. A
medida que la noticia del decreto real llegaba a todas las provincias, había
más duelo entre los judíos. Ayunaban, lloraban y se lamentaban, y muchos
se vestían con tela áspera y se acostaban sobre ceniza.
Cuando las doncellas y los eunucos de la reina Ester se le acercaron y
le contaron lo de Mardoqueo, ella se angustió profundamente. Le envió
ropa para reemplazar la tela áspera, pero él la rechazó. Luego Ester llamó
a Hatac, uno de los eunucos del rey que había sido designado como su
asistente. Le ordenó que fuera a ver a Mardoqueo y averiguara qué era lo
que le preocupaba y por qué estaba de luto. Entonces Hatac salió a buscar
a Mardoqueo a la plaza, frente a la puerta del palacio.
Mardoqueo lo puso al tanto de todo lo que había pasado, hasta le dijo el
monto exacto de dinero que Amán había prometido depositar en la tesorería del reino para la destrucción de los judíos. Mardoqueo le entregó a
Hatac una copia del decreto emitido en Susa, que ordenaba la muerte de
todos los judíos. Le pidió a Hatac que se lo mostrara a Ester y le explicara
la situación. También le pidió a Hatac que la exhortara a presentarse ante
el rey para suplicarle compasión e interceder a favor de su pueblo. Así que
Hatac volvió a Ester con el mensaje de Mardoqueo.
Entonces Ester le ordenó a Hatac que volviera a ver a Mardoqueo y
le diera el siguiente mensaje: «Todos los funcionarios del rey e incluso
la gente de las provincias saben que cualquiera que se presenta ante el