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C rónicas – E S D R A S – N E H E M Í A S
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murió, lo enterraron con sus antepasados; su tumba estaba en un cementerio cercano que pertenecía a los reyes, porque el pueblo decía: «Tenía
lepra». Su hijo Jotam lo sucedió en el trono.
Jotam tenía veinticinco años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén
dieciséis años. Su madre se llamaba Jerusa y era hija de Sadoc.
Jotam hizo lo que era agradable a los ojos del Señor. Hizo todo lo que
había hecho su padre Uzías, solo que Jotam no pecó porque no entró en
el templo del Señor; pero el pueblo continuó con sus prácticas corruptas.
Jotam reconstruyó la puerta superior del templo del Señor. También hizo
extensas reparaciones en la muralla en la colina de Ofel. Edificó ciudades
en la zona montañosa de Judá y construyó fortalezas y torres en las zonas
boscosas. Jotam entró en guerra contra los amonitas y los venció. Durante
los tres años siguientes recibió de ellos un tributo anual de 3400 kilos de
plata, 50.000 canastas de trigo, y 50.000 canastas de cebada.
El rey Jotam llegó a ser muy poderoso porque procuró vivir en obediencia al Señor su D
ios.
Los demás acontecimientos del reinado de Jotam, incluidas todas sus
guerras y demás actividades, están registrados en El libro de los reyes de
Israel y de Judá. Tenía veinticinco años cuando subió al trono y reinó en
Jerusalén dieciséis años. Cuando Jotam murió, lo enterraron en la C
iudad
de David, y su hijo Acaz lo sucedió en el trono.
Acaz tenía veinte años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén dieciséis
años. Él no hizo lo que era agradable a los ojos del S eñor, como sí lo había
hecho su antepasado David. En cambio, siguió el ejemplo de los reyes de
Israel. Fundió imágenes de metal para rendir culto a Baal. Ofreció sacrificios en el valle de Ben-hinom y hasta sacrificó a sus hijos en el fuego. De
esta manera, siguió las prácticas detestables de las naciones paganas que el
Señor había expulsado de la t ierra al paso de los israelitas. Ofreció sacrificios y quemó incienso en los santuarios paganos, en las colinas y debajo
de todo árbol frondoso.
Por todo eso, el Señor su Dios permitió al rey de Aram que derrotara
a Acaz y que desterrara a Damasco a un gran número de habitantes de
su pueblo. Los ejércitos del rey de Israel también derrotaron a Acaz y