Reinos Feature Sampler - Flipbook - Page 16
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INMERSIÓN
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REINOS
1:15–2:11
ayudarlas a conquistar su territorio. Quédense con sus hermanos hasta que
el Señor les dé descanso a ellos, tal como se lo ha dado a ustedes, y hasta
que ellos también tomen posesión de la tierra que el Señor su Dios les da.
Solo entonces ustedes podrán regresar y establecerse aquí, al oriente del
río Jordán, en la tierra que les asignó Moisés, siervo del Señor.
Ellos le respondieron a Josué:
—Haremos todo lo que nos ordenes e iremos a donde nos envíes. Te
obedeceremos tal como obedecimos a Moisés. Que el Señor tu Dios esté
contigo tal como estuvo con Moisés. Cualquiera que se rebele contra tus
órdenes y no obedezca tus palabras y todo lo que tú ordenes, será ejecutado.
Así que, ¡sé fuerte y valiente!
Luego Josué envió en secreto a dos espías desde el campamento israelita
que estaba en la arboleda de Acacias y les dio la siguiente instrucción:
«Exploren bien la tierra que está al otro lado del río Jordán, especialmente
alrededor de la ciudad de Jericó». Entonces los dos hombres salieron y
llegaron a la casa de una prostituta llamada Rahab y pasaron allí la noche.
Pero alguien le avisó al rey de Jericó: «Unos israelitas vinieron aquí esta
noche para espiar la tierra». Entonces el rey de Jericó le envío una orden
a Rahab: «Saca fuera a los hombres que llegaron a tu casa, porque han
venido a espiar todo el territorio».
Rahab, quien había escondido a los dos hombres, respondió: «Es cierto,
los hombres pasaron por aquí, pero yo no sabía de dónde venían. Salieron
de la ciudad al anochecer, cuando las puertas estaban por cerrar. No sé
hacia dónde fueron. Si se apresuran, probablemente los alcancen». (En
realidad, la mujer había llevado a los hombres a la azotea de su casa y los
había escondido debajo de unos manojos de lino que había puesto allí).
Entonces los hombres del rey buscaron a los espías por todo el camino que
lleva a los vados del río Jordán. Y justo después que los hombres del rey se
fueron, cerraron la puerta de Jericó.
Esa noche, antes de que los espías se durmieran, Rahab subió a la azotea
para hablar con ellos. Les dijo:
—Sé que el Señor les ha dado esta tierra. Todos tenemos miedo de
ustedes. Cada habitante de esta tierra vive aterrorizado. Pues hemos oído
cómo el Señor les abrió un camino en seco para que atravesaran el mar
Rojo cuando salieron de Egipto. Y sabemos lo que les hicieron a Sehón y a
Og, los dos reyes amorreos al oriente del río Jordán, cuyos pueblos ustedes
destruyeron por completo. ¡No es extraño que nuestro corazón esté lleno
de temor! A nadie le queda valor para pelear después de oír semejantes
cosas. Pues el Señor su Dios es el Dios supremo arriba, en los cielos, y
abajo, en la tierra.