Inmersion Reinos NTV - Flipbook - Página 91
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J u eces
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para todos nosotros. ¿Acaso no es mejor ser el sacerdote de toda una tribu
y un clan de Israel, que de la casa de un solo hombre?
Entonces el joven sacerdote estuvo más que dispuesto a ir con ellos, y
se llevó consigo el efod sagrado, los ídolos de familia y la imagen tallada.
El grupo dio la vuelta y siguió su viaje con sus hijos, el ganado y las posesiones al frente.
Cuando los de la tribu de Dan estaban ya bastante lejos de la casa de
Micaía, los vecinos de Micaía salieron a perseguirlos. Estaban gritando
cuando los alcanzaron. Entonces los hombres de Dan se dieron vuelta y
le dijeron a Micaía:
—¿Qué te pasa? ¿Por qué has reunido a estos hombres y nos persiguen
de esta forma?
—¿Cómo me preguntan: “¿Qué te pasa?”? —contestó Micaía—. ¡Ustedes se han llevado todos los dioses que yo hice y a mi sacerdote, y no me
queda nada!
Los hombres de Dan le dijeron:
—¡Ten cuidado con lo que dices! Por aquí hay unos hombres de mal
genio que podrían enojarse y matarte a ti y a tu familia.
Así que los hombres de Dan siguieron su camino. Cuando Micaía vio
que eran demasiados para atacarlos, dio la vuelta y regresó a su casa.
Luego los hombres de Dan, con los ídolos de Micaía y su sacerdote,
llegaron a la ciudad de Lais, donde los habitantes eran pacíficos y vivían
seguros. Entonces los atacaron con espadas y quemaron la ciudad hasta
reducirla a cenizas. No hubo quien rescatara a los habitantes porque vivían
a gran distancia de Sidón y no tenían aliados cerca. Esto sucedió en el valle
cerca de Bet-rehob.
Después la gente de la tribu de Dan reconstruyó la ciudad para vivir allí
y le cambiaron el nombre. La llamaron Dan en honor a su antepasado, el
hijo de Israel, aunque originalmente la ciudad se llamaba Lais.
Luego colocaron la imagen tallada y nombraron como sacerdote a
Jonatán, hijo de Gersón, hijo de Moisés. Los miembros de esta familia
continuaron siendo sacerdotes para la tribu de Dan hasta el tiempo del
destierro. Así que la tribu de Dan rindió culto a la imagen tallada de Micaía
todo el tiempo que el tabernáculo de Dios permaneció en Silo.
En esos días, Israel no tenía rey. Hubo un hombre de la tribu de Leví que
vivía en un lugar remoto de la zona montañosa de Efraín. Cierto día se
llevó a su casa a una mujer de Belén de Judá, para que fuera su concubina.
Pero ella se enojó con él y volvió a la casa de su padre, en Belén.
Unos cuatro meses después, su marido viajó a Belén para hablar
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