Inmersion Reinos NTV - Flipbook - Página 90
78
INMERSIÓN
•
REINOS
18:3-19
en la casa de Micaía y allí pasaron la noche. Estando en la casa de Micaía, reconocieron el acento del joven levita, así que se le acercaron y le
preguntaron:
—¿Quién te trajo aquí? ¿Qué haces en este lugar? ¿Por qué estás aquí?
Él les contó de su acuerdo con Micaía, quien lo había contratado como
su sacerdote personal.
Entonces ellos dijeron:
—Pregúntale a Dios si nuestro viaje tendrá éxito.
—Vayan en paz —respondió el sacerdote— porque el Señor estará
vigilando el camino por donde van.
Así que los cinco hombres siguieron hasta la ciudad de Lais, donde
vieron que los habitantes llevaban una vida despreocupada, igual que los
sidonios; eran pacíficos y vivían seguros. También eran ricos, porque su
tierra era muy fértil. Además vivían a gran distancia de Sidón y no tenían
ningún aliado cerca.
Cuando los hombres regresaron a Zora y a Estaol, sus parientes les
preguntaron:
—¿Qué encontraron?
Los hombres les contestaron:
—¡Vamos, ataquémoslos! Hemos visto la tierra, y es muy buena. ¿Qué
esperan? No duden en ir y tomar posesión de ella. Cuando lleguen, verán
que los habitantes llevan una vida despreocupada. D
ios nos ha dado un
territorio espacioso y fértil, ¡que no carece de nada!
Entonces seiscientos hombres de la tribu de Dan salieron de Zora y de
Estaol armados para la guerra. Acamparon en un lugar situado al occidente
de Q
uiriat-jearim, en Judá, por eso hasta el día de hoy se llama M
ahne-dan.
Desde allí siguieron hasta la zona montañosa de Efraín y llegaron a la casa
de Micaía.
Los cinco hombres que habían explorado la tierra alrededor de Lais les
explicaron a los demás: «En una de estas casas hay un efod sagrado, algunos ídolos de familia, una imagen tallada y un ídolo fundido. ¿Qué les
parece que deberían hacer?». Entonces los cinco hombres se desviaron del
camino y fueron hasta la casa de Micaía, donde vivía el joven levita, y lo
saludaron amablemente. Mientras los seiscientos guerreros armados de la
tribu de Dan vigilaban la entrada de la puerta, los cinco espías entraron al
santuario y tomaron la imagen tallada, el efod sagrado, los ídolos de familia
y el ídolo fundido. Ahora bien, el sacerdote también estaba en la puerta
con los seiscientos guerreros armados.
Cuando el sacerdote vio que los hombres se llevaban todos los objetos
sagrados del santuario de Micaía, les dijo:
—¿Qué hacen?
—Cállate y ven con nosotros —le dijeron—. Sé un padre y sacerdote
InmersionReinos_NTV.indd 78
11/27/2017 8:25:36 AM