Inmersion Reinos NTV - Flipbook - Página 217
1R
| 7:51–8:16
SAMUEL–REYES
205
Así terminó el rey Salomón todo su trabajo para el templo del Señor.
Luego trajo todos los obsequios que su padre David había consagrado —la
plata, el oro y los diversos objetos— y los guardó en los tesoros del templo
del Señor.
Entonces Salomón mandó llamar a los ancianos de Israel y a todos los jefes
de las tribus —los líderes de las familias patriarcales de los israelitas— para
que fueran a Jerusalén. Ellos debían trasladar el arca del pacto del S eñor
desde su sitio en la C
iudad de David, también conocida como Sión, hasta
el templo. Así que todos los hombres de Israel se reunieron ante el rey
Salomón durante el Festival de las Enramadas, que se celebra anualmente
a comienzos del otoño, en el mes de etanim.
Una vez que estaban presentes todos los ancianos de I srael, los sacerdotes levantaron el arca. Los sacerdotes y los levitas trasladaron el arca del
Señor, junto con la carpa especial y todos los objetos sagrados que había
en ella. Delante del arca, el rey Salomón y toda la comunidad de Israel
sacrificaron ovejas, cabras y ganado, ¡en tal cantidad que fue imposible
llevar la cuenta!
Luego los sacerdotes llevaron el arca del pacto del Señor al santuario
interior del templo —el L
ugar Santísimo— y la colocaron bajo las alas de
los querubines. Los querubines extendían sus alas por encima del arca y
formaban una especie de cubierta sobre el arca y las varas para transportarla. Estas varas eran tan largas que los extremos podían verse desde el
Lugar Santo, que está delante del Lugar Santísimo, pero no desde afuera;
y allí permanecen hasta el día de hoy. Lo único que había dentro del arca
eran las dos tablas de piedra que M
oisés había colocado en ella en el monte
Sinaí, donde el S eñor hizo un pacto con los israelitas cuando partieron
de la tierra de Egipto.
Al salir los sacerdotes del Lugar Santo, una densa nube llenó el templo
del Señor. Los sacerdotes no pudieron seguir con la celebración a causa
de la nube, porque la gloriosa presencia del S eñor llenaba el templo del
Señor.
Entonces Salomón oró: «Oh S eñor, tú dijiste que habitarías en una
densa nube de oscuridad. Ahora te he construido un templo glorioso, ¡un
lugar donde podrás habitar para siempre!».
Luego el rey se dio vuelta hacia toda la comunidad de Israel, que estaba de pie ante él, y después de bendecir al pueblo, dijo: «Alabado sea el
Señor, Dios de Israel, quien cumplió la promesa que le hizo a mi padre
David; pues le dijo a mi padre: “Desde el día en que saqué de Egipto a mi
pueblo Israel, nunca escogí una ciudad de ninguna de las tribus de Israel
InmersionReinos_NTV.indd 205
11/27/2017 8:25:48 AM