Inmersion Reinos NTV - Flipbook - Página 183
Samue
2S
–REYES
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robaste el trono, y ahora el S eñor se lo ha dado a tu hijo Absalón. Al fin te
van a pagar con la misma moneda, ¡porque eres un asesino!
—¿Cómo es posible que este perro muerto maldiga a mi señor el rey?
—exclamó Abisai, el hijo de Sarvia—. ¡Déjeme ir y cortarle la cabeza!
—¡No! —dijo el rey—. ¿Quién les pidió su opinión a ustedes, los hijos
de Sarvia? Si el S eñor le dijo que me maldijera, ¿quiénes son ustedes para
detenerlo?
Entonces D
avid les dijo a Abisai y a sus sirvientes:
—Mi propio hijo quiere matarme, ¿acaso no tiene este pariente de Saúl
todavía más motivos para hacerlo? Déjenlo en paz y permítanle que maldiga, porque el S eñor le dijo que lo hiciera. Y tal vez el S eñor vea con
cuánta injusticia me han tratado y me bendiga a causa de estas maldiciones
que sufrí hoy.
Así que D
avid y sus hombres continuaron por el camino, y Simei les
seguía el paso desde un cerro cercano, maldiciendo y tirándole piedras y
tierra a D
avid.
El rey y todos los que estaban con él se fatigaron en el camino, así que
descansaron cuando llegaron al río Jordán.
Mientras tanto, Absalón y todo el ejército de I srael llegaron a Jerusalén
acompañados por Ahitofel. Cuando llegó Husai el arquita, el amigo de
David, enseguida fue a ver a Absalón.
—¡Viva el rey! —exclamó—. ¡Viva el rey!
—¿Es esta la forma en que tratas a tu amigo D
avid? —le preguntó Absalón—. ¿Por qué no estás con él?
—Estoy aquí porque le pertenezco al hombre que fue escogido por el
Señor y por todos los hombres de I srael —le respondió Husai—. De
todos modos, ¿por qué no te serviré? Así como fui el consejero de tu padre,
¡ahora seré tu consejero!
Después Absalón se volvió a Ahitofel y le preguntó:
—¿Qué debo hacer ahora?
—Ve y acuéstate con las concubinas de tu padre —contestó Ahitofel—,
porque él las dejó aquí para que cuidaran el palacio. Entonces todo Israel
sabrá que has insultado a tu padre más allá de toda esperanza de reconciliación, y el pueblo te dará su apoyo.
Entonces levantaron una carpa en la azotea del palacio para que todos
pudieran verla, y Absalón entró y tuvo sexo con las concubinas de su padre.
Absalón siguió el consejo de Ahitofel, tal como lo había hecho D
avid,
porque cada palabra que decía Ahitofel parecía tan sabia como si hubiera
salido directamente de la boca de Dios.
Entonces Ahitofel dijo a Absalón: «Déjame escoger a doce mil hombres que salgan en busca de D
avid esta noche. Lo alcanzaré cuando esté
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