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INMERSIÓN
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REINOS
2S
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resto del ejército bajo el mando de su hermano Abisai, quien atacaría a los
amonitas. «Si los arameos son demasiado fuertes para mí, entonces ven en
mi ayuda —le dijo Joab a su hermano—. Si los amonitas son demasiado
fuertes para ti, yo iré en tu ayuda. ¡Sé valiente! Luchemos con valor por
nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios, y que se haga la voluntad del Señor».
Cuando Joab y sus tropas atacaron, los arameos comenzaron a huir. Al
ver que los arameos corrían, los amonitas huyeron de Abisai y retrocedieron a la ciudad. Terminada la batalla, Joab regresó a Jerusalén.
Al darse cuenta los arameos de que no podían contra I srael se reagruparon, y se les unieron tropas adicionales arameas que Hadad-ezer mandó
llamar del otro lado del río Éufrates. Estas tropas llegaron a Helam bajo el
mando de Sobac, el comandante de las fuerzas de Hadad-ezer.
Cuando David oyó lo que sucedía, movilizó a todo Israel, cruzó el río
Jordán y guió al ejército a Helam. Los arameos se pusieron en formación
de batalla y lucharon contra David; pero nuevamente los arameos huyeron de los israelitas. Esta vez las fuerzas de David mataron a setecientos
conductores de carros de guerra y a cuarenta mil soldados de infantería,
entre estos a Sobac, el comandante del ejército. Cuando todos los reyes
que estaban aliados con H
adad-ezer vieron que I srael los había derrotado,
se rindieron a I srael y se convirtieron en sus súbditos. Después de esto, los
arameos tuvieron miedo de ayudar a los amonitas.
En la primavera, cuando los reyes suelen salir a la guerra, D
avid envió a
Joab y al ejército israelita para pelear contra los amonitas. Destruyeron al
ejército amonita y sitiaron la ciudad de Rabá. Sin embargo, David se quedó
en Jerusalén.
Una tarde, después del descanso de mediodía, D
avid se levantó de la
cama y subió a caminar por la azotea del palacio. Mientras miraba hacia la
ciudad, vio a una mujer de belleza singular que estaba bañándose. Luego
envió a alguien para que averiguara quién era la mujer y le dijeron: «Es
Betsabé, hija de Eliam y esposa de Urías el hitita».
Así que David envió mensajeros para que la trajeran y cuando llegó al
palacio, se acostó con ella. Luego ella regresó a su casa. (Betsabé recién
había terminado los ritos de purificación posteriores a su período menstrual). Tiempo después, cuando Betsabé descubrió que estaba embarazada, le envió el siguiente mensaje a David: «Estoy embarazada».
Entonces David envió un mensaje a Joab: «Mándame a Urías el hitita».
Así que Joab se lo envió. Cuando Urías llegó, David le preguntó cómo
estaban Joab y el ejército, y cómo marchaba la guerra. Después le dijo a
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