Inmersion Reinos NTV - Flipbook - Página 17
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J os u é
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»Ahora júrenme por el Señor que serán bondadosos conmigo y con mi
familia, ya que les di mi ayuda. Denme una garantía de que, cuando Jericó
sea conquistada, salvarán mi vida y también la de mi padre y mi madre, mis
hermanos y hermanas y sus familias.
—Te ofrecemos nuestra propia vida como garantía por la tuya —le
prometieron ellos—. Si no nos delatas, cumpliremos nuestra promesa y
seremos bondadosos contigo cuando el Señor nos dé la tierra.
Entonces, dado que la casa de Rahab estaba construida en la muralla de
la ciudad, ella los hizo bajar por una cuerda desde la ventana.
—Huyan a la zona montañosa —les dijo—. Escóndanse allí de los
hombres que los están buscando por tres días. Luego, cuando ellos hayan
vuelto, ustedes podrán seguir su camino.
Antes de partir, los hombres le dijeron:
—Estaremos obligados por el juramento que te hemos hecho solo si
sigues las siguientes instrucciones: cuando entremos en esta tierra, tú deberás dejar esta cuerda de color escarlata colgada de la ventana por donde
nos hiciste bajar; y todos los miembros de tu familia —tu padre, tu madre,
tus hermanos y todos tus parientes— deberán estar aquí, dentro de la casa.
Si salen a la calle y los matan, no será nuestra culpa; pero si alguien les pone
la mano encima a los que estén dentro de esta casa, nos haremos responsables de su muerte. Sin embargo, si nos delatas, quedaremos totalmente
libres de lo que nos ata a este juramento.
—Acepto las condiciones —respondió ella.
Entonces Rahab los despidió y dejó la cuerda escarlata colgando de la
ventana.
Los espías subieron a la zona montañosa y se quedaron allí tres días. Los
hombres que los perseguían los buscaron por todas partes a lo largo del
camino pero, al final, regresaron sin éxito.
Luego, los dos espías descendieron de la zona montañosa, cruzaron el
río Jordán y le informaron a Josué todo lo que les había sucedido: «El
Señor nos ha dado el territorio —dijeron—, pues toda la gente de esa
tierra nos tiene pavor».
Temprano a la mañana siguiente, Josué y todos los israelitas salieron de la
arboleda de Acacias y llegaron a la orilla del río Jordán, donde acamparon
antes de cruzar. Tres días después, los jefes israelitas fueron por el campamento y dieron al pueblo las siguientes instrucciones: «Cuando vean
a los sacerdotes levitas llevar el arca del pacto del Señor su Dios, dejen
sus puestos y síganlos. Dado que ustedes nunca antes viajaron por este
camino, ellos los guiarán. Quédense como a un kilómetro detrás de ellos,
mantengan una buena distancia entre ustedes y el arca. Asegúrense de no
acercarse demasiado».
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