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Samue
2S
–REYES
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de las tropas de David regresaron de una incursión y traían un gran botín.
Cuando Joab llegó, le dijeron que Abner acababa de visitar al rey y que
David lo había enviado en paz.
Entonces Joab fue de prisa a ver al rey y le preguntó: «¿Qué ha hecho
usted? ¿Qué pretende al dejar ir a Abner? ¡Sabe perfectamente bien que
vino para espiarlo y averiguar todo lo que está haciendo!».
Con eso Joab dejó a David y envió mensajeros para que alcanzaran a
Abner y le pidieran que regresara. Ellos lo encontraron junto al pozo de
Sira y lo trajeron de regreso, sin que David supiera nada. Cuando Abner
llegó de nuevo a Hebrón, Joab lo llevó aparte, a las puertas de la ciudad,
como si fuera a hablar en privado con él. Pero lo apuñaló en el estómago y
lo mató en venganza por la muerte de su hermano Asael.
Cuando D
avid se enteró, declaró: «Juro por el Señor que yo y mi reino
somos inocentes para siempre de este crimen cometido contra Abner, hijo
de Ner. Joab y su familia son los culpables. ¡Que la familia de Joab sea
maldita! Que nunca falte un hombre de cada generación que padezca de
llagas o de lepra, o que camine con muletas, o que muera a espada o que
mendigue comida».
Joab y su hermano Abisai mataron a Abner, porque este había matado a
su hermano Asael en la batalla de Gabaón.
Entonces D
avid les dijo a Joab y a todos los que estaban con él: «Rásguense la ropa, pónganse tela áspera y hagan duelo por Abner». El rey
David en persona caminó detrás del cortejo fúnebre hasta la tumba. Así
que enterraron a Abner en Hebrón, y el rey y todo el pueblo lloraron junto
a la tumba. Luego el rey cantó este canto fúnebre por Abner:
«¿Acaso tenía que morir Abner como mueren los necios?
Tus manos no estaban atadas;
tus pies no estaban encadenados.
No, fuiste asesinado,
víctima de un complot perverso».
Entonces todo el pueblo lloró nuevamente por Abner. D
avid rehusó
comer el día del funeral y todos le suplicaban que comiera. Pero David
había hecho el siguiente juramento: «Que D
ios me castigue y aun me
mate si como algo antes de que se ponga el sol».
Esto agradó mucho a los israelitas. De hecho, todo lo que el rey hacía les
agradaba. Así que todos en Judá y en Israel comprendieron que David no
era responsable de la muerte de Abner.
Después, el rey David les dijo a sus oficiales: «¿No se dan cuenta de que
hoy un gran comandante ha caído en I srael? Y aunque soy el rey ungido,
estos dos hijos de Sarvia, Joab y Abisai, son demasiado fuertes para que
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