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INMERSIÓN
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REINOS
2S
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campamento del ejército de Saúl con sus ropas rasgadas y polvo sobre la
cabeza en señal de duelo. El hombre cayó al suelo y se postró delante de
David con profundo respeto.
—¿De dónde vienes? —le preguntó David.
—Me escapé del campamento israelita —le respondió el hombre.
—¿Qué sucedió? —preguntó David—. Cuéntame lo que pasó en la
batalla.
—Todo nuestro ejército huyó de la batalla —le contó—. Murieron
muchos hombres. Saúl y su hijo Jonatán también están muertos.
—¿Cómo sabes que Saúl y Jonatán están muertos? —le insistió David
al joven.
El hombre respondió:
—Sucedió que yo estaba en el monte Gilboa, y allí estaba Saúl apoyado
en su lanza mientras se acercaban los enemigos en sus c arros de g uerra.
Cuando se dio vuelta y me vio, me gritó que me acercara a él. “¿Qué quiere
que haga?”, le pregunté y él me contestó: “¿Quién eres?”. Le respondí: “Soy
un amalecita”. Entonces me suplicó: “Ven aquí y sácame de mi sufrimiento,
porque el dolor es terrible y quiero morir”.
»De modo que lo maté —dijo el amalecita a David—, porque me di
cuenta de que no iba a vivir. Luego tomé su corona y su brazalete y se los
he traído a usted, mi señor.
Al escuchar las noticias, David y sus hombres rasgaron sus ropas en señal
de dolor. Hicieron duelo, lloraron y ayunaron todo el día por Saúl y su
hijo Jonatán, también por el ejército del S eñor y por la nación de I srael,
porque ese día habían muerto a espada.
Luego David le dijo al joven que trajo la noticia:
—¿De dónde eres?
—Soy un extranjero —contestó—, un amalecita que vive en su tierra.
—¿Y cómo no tuviste temor de matar al ungido del S eñor? —le preguntó David.
Entonces le ordenó a uno de sus hombres:
—¡Mátalo!
Enseguida el hombre le clavó su espada al amalecita y lo mató, y David
dijo:
—Te condenaste a ti mismo al confesar que mataste al ungido del
Señor.
avid compuso un canto fúnebre por Saúl y Jonatán, y ordenó que se lo
D
enseñaran al pueblo de Judá. Es conocido como el Cántico del arco y está
registrado en El libro de Jaser:
¡Oh Israel, tu orgullo y tu alegría yacen muertos en las colinas!
¡Oh, cómo han caído los héroes poderosos!
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