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INMERSIÓN
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P R O F E TA S
Hasta el lugar desolado y el desierto estarán contentos en esos días;
la tierra baldía se alegrará y florecerá el azafrán de primavera.
Así es, habrá abundancia de flores,
de cantos y de alegría. [...]
Regresarán los que han sido rescatados por el Señor;
entrarán cantando a Jerusalén,
coronados de gozo eterno.
Entre estas dos secciones, la cuarta parte del libro (pp. 102-114) presenta seis oráculos que anuncian: «qué aflicción les espera» a Israel y
Judá. Estos oráculos pertenecen al período de veinte años entre la
conquista de Israel por Asiria y su invasión de Judá.
La narrativa en la sexta parte del libro (pp. 117-124) describe cómo
Dios trajo liberación milagrosa de los asirios cuando el rey Ezequías
confió en él. No obstante, también presagian la futura conquista y el
destierro por Babilonia.
La séptima parte (pp. 124-157) describe un período en Babilonia,
más de 150 años después. El gobernante persa Ciro está a punto de
conquistar Babilonia, y su política en otras tierras es permitir que las poblaciónes desterradas regresen a sus hogares. Estos oráculos largos son
unos de los pasajes más bellos y alentadores de las Escrituras; aseguran
al pueblo de Dios que su promesa de poner fin al destierro con toda
seguridad se cumplirá tal como estaba previsto. Estos oráculos también introducen una figura a la que hacen referencia como el «siervo»
de Dios. Este siervo tiene una identidad compleja, ya que es posible
que originalmente aludiera al pueblo de Dios por medio del cual Dios
continuaría obrando para cumplir sus propósitos. Pero, en fin, estos
cantos del siervo señalan hacia el futuro Mesías que traerá liberación
del destierro más profundo de todos: el del pecado y la muerte.
La última parte del libro (pp. 157-177) habla a un período más adelantado todavía: después del retorno del Destierro. Una vez más, la
gente de Judá necesita que se le advierta contra la injusticia, la opresión y la adoración idólatra. Pero estos oráculos también miran más
allá del regreso del Destierro a una restauración que tiene amplitud
cósmica. La gloria de Dios irradiará desde Jerusalén de manera nueva
y poderosa, y Jerusalén será un lugar de mucho gozo en los «cielos
nuevos» y la «tierra nueva».
Así, el libro de Isaías, que comienza en un momento en que el pacto
de Dios con David estaba seriamente amenazado, hace un barrido
amplio por la historia de la redención y señala el pacto culminante
encarnado por el principal descendiente de David y la inauguración de
la nueva creación.