Inmersion Profetas NTV - Flipbook - Página 454
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J oel
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El fuego ha devorado los pastos del desierto
y las llamas han consumido todos los árboles.
Hasta los animales salvajes claman a ti
porque los arroyos se secaron
y el fuego ha devorado los pastos del desierto.
¡Toquen las trompetas en Jerusalén!
¡Den la alarma en mi monte santo!
Que todos tiemblen de miedo
porque está cerca el día del Señor.
Es un día de oscuridad y penumbra,
un día de nubes densas y sombras profundas.
De repente, como el amanecer se extiende sobre las montañas,
aparece un ejército grande y poderoso.
Nunca antes se había visto algo semejante,
ni volverá a verse jamás.
Fuego va delante del ejército
y llamas detrás.
Delante de ellos, la tierra se extiende
tan hermosa como el jardín del Edén.
Detrás solo queda desolación;
nada escapa.
Parecen caballos;
van a la carga como caballos de guerra.
Mírenlos saltar a lo largo de las cumbres.
Escuchen el estruendo que producen, como el retumbar de carros
de guerra,
como el rugir del fuego que arrasa los campos de hierba seca
o el despliegue de un poderoso ejército en batalla.
El miedo se apodera de la gente;
cada rostro palidece de terror.
Los agresores marchan como guerreros
y escalan los muros de la ciudad como soldados.
Marchan hacia adelante,
sin romper filas.
No se empujan unos a otros;
cada uno se mueve en la posición exacta.
Atraviesan las líneas de defensa
sin perder la formación.
Irrumpen en la ciudad
y corren a lo largo de sus muros.