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INMERSIÓN
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P R O F E TA S
1:14–2:13
Entonces el Señor despertó el entusiasmo de Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y de Jesúa, hijo de Jehosadac, el sumo sacerdote,
y de todo el remanente del pueblo de Dios. Comenzaron a trabajar en la
casa de su Dios, el Señor de los Ejércitos Celestiales, el 21 de septiembre
del segundo año del reinado del rey Darío.
Entonces el 17 de octubre de ese mismo año, el Señor envió otro mensaje
por medio del profeta Hageo: «Di lo siguiente a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Jesúa, hijo de Jehosadac, el sumo sacerdote,
y al remanente del pueblo de Dios allí en la tierra: “¿Alguno de ustedes
recuerda esta casa —este templo— con su antiguo esplendor? ¿Cómo se
compara este con el otro? ¡No se parecen en nada! Sin embargo, ahora el
Señor dice: Zorobabel, sé fuerte. Jesúa, hijo de Jehosadac, sumo sacerdote, sé fuerte. Ustedes que aún quedan en la tierra, sean fuertes. Así que
ahora, ¡manos a la obra!, porque yo estoy con ustedes, dice el Señor de
los Ejércitos Celestiales. Mi Espíritu permanece entre ustedes, así como lo
prometí cuando salieron de Egipto. Por lo tanto, no teman”.
»El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: “Dentro de poco, haré temblar los cielos y la tierra, los océanos y la tierra firme una vez más. Haré
temblar a todas las naciones y traerán los tesoros de todas las naciones a
este templo. Llenaré este lugar de gloria, dice el Señor de los Ejércitos
Celestiales. La plata es mía y el oro es mío, dice el Señor de los Ejércitos
Celestiales. La futura gloria de este templo será mayor que su pasada gloria, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, y en este lugar, traeré paz.
¡Yo, el Señor de los Ejércitos Celestiales, he hablado!”».
El 18 de diciembre del segundo año del reinado del rey Darío, el Señor
envió el siguiente mensaje al profeta Hageo: «El Señor de los Ejércitos
Celestiales dice: pregunta a los sacerdotes acerca de la ley: “Si alguno de
ustedes trae entre sus vestiduras sacerdotales carne de un sacrificio consagrado y sucede que las vestiduras rozan con algún pan o guiso, vino o
aceite de oliva o alguna otra clase de alimento, ¿quedará el alimento también consagrado?”».
Entonces los sacerdotes contestaron:
—No.
Luego Hageo preguntó:
—Si alguien se vuelve ceremonialmente impuro por tocar a un muerto
y después toca cualquiera de esos alimentos, ¿se contaminará la comida?