Inmersion Profetas NTV - Flipbook - Página 406
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E ze q uiel
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la zona medía doscientos sesenta y cinco metros en cada lado y tenía un
muro alrededor para separar lo santo de lo común.
Después el hombre me llevó de regreso a la puerta oriental. De pronto, la
gloria del Dios de Israel apareció desde el oriente. El sonido de su venida
era como el rugir de aguas torrentosas y todo el paisaje resplandeció con su
gloria. Esta visión fue igual a las otras que yo había tenido, primero junto
al río Quebar y después cuando él vino a destruir Jerusalén. Caí con el
rostro en tierra y la gloria del Señor entró al templo por la puerta oriental.
Luego el Espíritu me levantó y me llevó al atrio interior, y la gloria del
Señor llenó el templo. Entonces oí que alguien me hablaba desde el interior del templo, mientras el hombre que tomaba las medidas se ponía a mi
lado. El Señor me dijo: «Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono y el
lugar donde pondré los pies. Viviré aquí para siempre, entre los israelitas.
Ni ellos ni sus reyes volverán a profanar mi santo nombre cometiendo
adulterio al rendir culto a otros dioses y honrando las reliquias de sus reyes
ya muertos. Colocaron los altares para sus ídolos junto a mi altar, con solo
un muro de separación entre ellos y yo. Profanaron mi santo nombre con
ese pecado tan detestable, por eso los consumí en mi enojo. Que dejen ya
de rendir culto a otros dioses y de honrar las reliquias de sus reyes, y yo
viviré entre ellos para siempre.
»Hijo de hombre, describe al pueblo de Israel el templo que te he
mostrado, para que ellos se avergüencen de todos sus pecados. Deja que
estudien el plano del templo y se avergonzarán de lo que hicieron. Descríbeles todas las especificaciones del templo —incluidas las entradas y las
salidas— y todos los demás detalles. Háblales de los decretos y las leyes
del templo. Escribe todas las especificaciones y los decretos mientras ellos
observan, para que sin falta los recuerden y los sigan. Esta es la ley fundamental del templo: ¡santidad absoluta! Toda la cumbre del monte donde
está el templo es santa. Sí, esta es la ley fundamental del templo.
»Estas son las medidas del altar: alrededor del altar hay una zanja de cincuenta y tres centímetros de profundidad por cincuenta y tres centímetros
de ancho, con un reborde de veintitrés centímetros de ancho. Esta es la
altura del altar: desde la zanja, el altar se eleva un metro con diez centímetros hasta una saliente inferior de cincuenta y tres centímetros de ancho,
que rodea el altar. Desde la saliente inferior, el altar se eleva dos metros
con diez centímetros hasta la saliente superior, también de cincuenta y
tres centímetros de ancho. La parte superior del altar —la plataforma
para el fuego— se eleva otros dos metros con diez centímetros y tiene un
cuerno hacia arriba en cada una de las cuatro esquinas. La parte superior
del altar es cuadrada y mide seis metros con cuarenta centímetros de lado.