Inmersion Profetas NTV - Flipbook - Página 390
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E ze q uiel
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lo hacen, entonces de cierto vivirán y no morirán. No se sacará a relucir
ninguno de sus pecados pasados, porque hicieron lo que es justo y recto,
por eso ciertamente vivirán.
»”Tu pueblo dice: ‘El Señor no hace lo correcto’, pero son ellos quienes
no hacen lo correcto. Pues reitero, si los justos abandonan su conducta
recta y pecan, morirán. Sin embargo, si los malvados se apartan de su maldad y hacen lo que es justo y recto, vivirán. Oh pueblo de Israel, ustedes
dicen: ‘El Señor no hace lo correcto’; pero yo juzgo a cada uno de ustedes
según sus acciones”».
El 8 de enero, durante el año doce de nuestra cautividad, un sobreviviente
de Jerusalén vino a verme y me dijo: «¡Ha caído la ciudad!». La noche anterior, el Señor había puesto su mano sobre mí y me había devuelto la voz.
De modo que pude hablar cuando llegó ese hombre a la mañana siguiente.
Luego recibí el siguiente mensaje del Señor: «Hijo de hombre, el remanente de Israel, que vive disperso en las ciudades destruidas, sigue diciendo: “Abraham era un solo hombre y, sin embargo, llegó a poseer toda
la tierra. Nosotros somos muchos; sin duda se nos ha entregado la tierra
como posesión”. Por lo tanto, diles a esas personas: “Esto dice el Señor
Soberano: ‘Ustedes comen carne con sangre, rinden culto a ídolos y asesinan a los inocentes. ¿De veras piensan que la tierra debería ser suya? ¡Asesinos! ¡Idólatras! ¡Adúlteros! ¿Acaso la tierra habría de pertenecerles?’”.
»Diles: “Esto dice el Señor Soberano: ‘Tan cierto como que yo vivo, los
que vivan en las ruinas morirán a filo de espada y enviaré animales salvajes
para que devoren a los que vivan en campo abierto. Los que se escondan
en fuertes y en cuevas morirán de enfermedades. Destruiré la tierra por
completo y destrozaré su orgullo. Se acabará su poder arrogante. Las montañas de Israel quedarán tan desiertas que nadie siquiera pasará por ellas.
Cuando yo haya destruido la tierra por completo a causa de los pecados
detestables que cometieron, entonces sabrán que yo soy el Señor’”.
»Hijo de hombre, los de tu pueblo hablan de ti en sus casas y murmuran
acerca de ti junto a las puertas. Se dicen unos a otros: “¡Vayamos a oír lo
que el profeta tiene para contarnos de parte del Señor!”. Entonces ellos se
acercan fingiendo sinceridad y se sientan delante de ti. Escuchan tus palabras, pero no tienen ninguna intención de hacer lo que tú les dices. Tienen
la boca llena de palabras sensuales y en su corazón solo buscan dinero. Les
resultas muy entretenido, como alguien que les canta canciones de amor
con una hermosa voz o les toca buena música con un instrumento. ¡Oyen
lo que les dices, pero se niegan a hacerlo! Sin embargo, cuando les sucedan todas estas cosas terribles —que sin duda les sucederán—, entonces
sabrán que hubo un profeta entre ellos».