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INMERSIÓN
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P R O F E TA S
23:36–24:4
El Señor me dijo: «Hijo de hombre, debes acusar a Aholá y Aholibá de
todos sus pecados detestables. Ellas han cometido adulterio y homicidio:
adulterio al rendir culto a ídolos y homicidio al quemar en sacrificio a
los hijos que me habían dado. ¡Además, contaminaron mi templo y profanaron mi día de descanso! ¡El mismo día que ofrecieron a sus hijos en
sacrificio a ídolos, se atrevieron a venir a mi templo para adorar! Entraron
y contaminaron mi casa.
»Ustedes, hermanas, enviaron mensajeros a tierras lejanas para conseguir hombres. Cuando ellos llegaron, ustedes se bañaron, se pintaron los
párpados y se pusieron sus mejores joyas para recibirlos. Se sentaron junto
a ellos en un sofá con hermosos bordados y pusieron mi incienso y mi
aceite especial sobre una mesa servida ante ustedes. Desde su habitación
llegaba el ruido de muchos hombres en plena juerga. Eran hombres lujuriosos y borrachos provenientes del desierto, que les pusieron brazaletes
en las muñecas y hermosas coronas sobre la cabeza. Entonces dije: “Si
realmente quieren tener sexo con prostitutas viejas y estropeadas como
estas, ¡que lo hagan!”. Y eso fue lo que hicieron. Tuvieron sexo con Aholá
y Aholibá, esas prostitutas desvergonzadas. Sin embargo, gente recta juzgará a esas ciudades hermanas por lo que verdaderamente son: adúlteras
y asesinas.
»Ahora bien, esto dice el Señor Soberano: manda a un ejército contra
ellas y entrégalas para que las aterroricen y las saqueen. Pues sus enemigos las apedrearán y las matarán a espada. Masacrarán a sus hijos e hijas y
quemarán sus casas. De ese modo acabaré con la lascivia y la idolatría en
la tierra y mi castigo servirá de advertencia a todas las mujeres para que no
sigan el mal ejemplo de ustedes. Recibirán su merecido por su prostitución: por rendir culto a ídolos. Así es, recibirán todo el castigo. Entonces
sabrán que yo soy el Señor Soberano».
El 15 de enero, durante el noveno año de cautividad del rey Joaquín, recibí
este mensaje del Señor: «Hijo de hombre, anota la fecha de hoy, porque
en este preciso día el rey de Babilonia comenzará el ataque contra Jerusalén. Luego transmíteles a esos rebeldes, mediante una ilustración, este
mensaje de parte del Señor Soberano:
»“Pon una olla al fuego
y échale un poco de agua.
Llénala con trozos selectos de carne:
de cadera, de lomo
y de los cortes más tiernos.