Inmersion Profetas NTV - Flipbook - Página 370
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E ze q uiel
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reviviste el pasado, esos días de jovencita en Egipto, cuando dejaste que te
manosearan los senos por primera vez.
»Por lo tanto, Aholibá, esto dice el Señor Soberano: de todas partes
enviaré a tus amantes contra ti, esas mismas naciones de las que te alejaste
con asco. Pues los babilonios vendrán con todos los caldeos de Pecod,
de Soa y de Coa. Junto con ellos llegarán todos los asirios, esos jóvenes
y apuestos capitanes, comandantes, oficiales de carros de guerra y demás
oficiales de alto rango, cada uno montado a caballo. Todos ellos vendrán
contra ti desde el norte con carros de guerra, carretas y un gran ejército
preparado para atacar. Tomarán posiciones de batalla por todas partes y
te rodearán de hombres armados con escudos y yelmos. Yo te entregaré a
ellos para castigarte, a fin de que hagan contigo lo que quieran. Descargaré
sobre ti el enojo de mis celos y ellos te tratarán con dureza. Te cortarán la
nariz y las orejas, y a los sobrevivientes los matarán a espada. Se llevarán a
tus hijos cautivos y quemarán todo lo que quede. Te arrancarán tus hermosas ropas y joyas. De ese modo pondré fin a la lascivia y a la prostitución
que trajiste de Egipto. Nunca más tus ojos anhelarán aquellas cosas ni recordarás con nostalgia tus días en Egipto.
»Pues esto dice el Señor Soberano: ciertamente te entregaré a tus enemigos, a esos que detestas, a quienes rechazaste. Te tratarán con odio, te
robarán todo lo que tienes y te dejarán completamente desnuda. Tu vergonzosa prostitución quedará a la vista de todo el mundo. Tú misma te
provocaste todo esto al prostituirte con otras naciones y contaminarte con
todos sus ídolos. Por haber seguido los pasos de tu hermana, te obligaré a
beber de la misma copa de terror que ella bebió.
»Sí, esto dice el Señor Soberano:
»Beberás de la copa de terror de tu hermana,
una copa grande y profunda,
que está llena hasta el borde
de burla y de desprecio.
Te llenarás de borrachera y angustia,
pues tu copa rebosa de aflicción y desolación;
es la misma copa que bebió tu hermana, Samaria.
Beberás toda esa copa de terror
hasta la última gota.
Luego la romperás en pedazos
y te golpearás el pecho en señal de angustia.
¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!
»Y porque te olvidaste de mí y me diste la espalda, esto dice el Señor
Soberano: tendrás que sufrir las consecuencias de toda tu lascivia y de tu
prostitución».