Inmersion Profetas NTV - Flipbook - Página 32
INMERSOS EN OSEAS
A M Ó S N O F U E E L Ú N I C O P R O F E TA rechazado por el pueblo del reino del
norte de Israel. Hacia el final del reinado de Jeroboam II, un hombre
llamado Oseas también intentó llevar una advertencia de parte de Dios
contra la injusticia y la idolatría de la gente. Pero la gente lo llamó
«loco» y «necio», y conspiraron en su contra. A pesar de esa fuerte
hostilidad y oposición, las profecías y los mensajes de Oseas fueron
registrados y reunidos, y han llegado a nosotros hoy en este libro.
El libro de Oseas tiene dos partes. La primera se sitúa en el período
estable y próspero del reinado de Jeroboam II. Oseas hace referencia
a los granos, el vino, el aceite de oliva, la plata y el oro que abundaban
en aquellos años. La segunda (y más larga) parte del libro describe las
tres décadas caóticas que siguieron la muerte de Jeroboam II cuando
cuatro de los seis últimos reyes del norte fueron asesinados, lo cual
generó gran inestabilidad social, sufrimiento económico y dependencia
de diversos poderes extranjeros.
Pero ambas partes del libro tienen el mismo mensaje, que es a la vez
amenazante y esperanzador. Ya que Israel se ha alejado tanto de Dios
al precipitarse a la adoración inmoral de ídolos y al violar los requerimientos de justicia de la ley de Moisés, solamente un nuevo comienzo
puede restaurar su relación de pacto con el Señor. El pueblo deberá
ser desterrado para que en su aislamiento pueda llegar a conocer nuevamente a Dios.
En la primera parte del libro, la escena del drama es en la misma vida
de Oseas. Dios le dice a Oseas que se case con una mujer que le será
infiel, así como los israelitas han sido infieles a su pacto con Dios. Pero,
aunque su esposa lo abandona, Dios le dice a Oseas que debe recuperarla. (Para lograr eso, debe comprarla para sacarla de la esclavitud).
Después de un tiempo de abstinencia, Oseas vuelve a actuar como su
esposo. De igual manera, Dios reclamará su papel como verdadero esposo de Israel: «Pero luego volveré a conquistarla. La llevaré al desierto
y allí le hablaré tiernamente. [...] Allí se me entregará como lo hizo hace
mucho tiempo cuando era joven, cuando la liberé de su esclavitud en
Egipto».
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