Inmersion Profetas NTV - Flipbook - Página 316
50:19-29
J erem í as
«Ahora, castigaré al rey de Babilonia y a su tierra
de la misma manera que castigué al rey de Asiria.
Traeré a Israel de regreso a su hogar, a su propia tierra,
para comer en los campos de Carmelo y Basán,
y para quedar saciado una vez más
en la zona montañosa de Efraín y Galaad.
En esos días —dice el Señor—,
no se encontrará pecado en Israel ni en Judá,
porque perdonaré al remanente que yo guarde.
»Mis guerreros, suban contra la tierra de Merataim
y contra la gente de Pecod.
Persíganlos, mátenlos y destrúyanlos por completo
como les he ordenado —dice el Señor—.
Que en la tierra se escuche el grito de guerra,
un clamor de gran destrucción.
Babilonia, el martillo más poderoso de toda la tierra,
queda roto y hecho pedazos.
¡Babilonia queda desolada entre las naciones!
Escucha, Babilonia, porque te tendí una trampa.
Estás atrapada porque luchaste contra el Señor.
El Señor abrió su arsenal
y sacó armas para desahogar su furor.
El terror que caiga sobre los babilonios
será la obra del Señor Soberano de los Ejércitos Celestiales.
Sí, vengan contra ella desde tierras lejanas
y abran sus graneros.
Aplasten sus muros y sus casas, y conviértanlos en montones de
escombros.
¡Destrúyanla por completo y no dejen nada!
Maten incluso a sus becerros;
¡para ellos también será terrible!
¡Masácrenlos a todos!
Pues ha llegado el día del juicio a Babilonia.
Escuchen a la gente que escapó de Babilonia
mientras cuentan en Jerusalén
cómo el Señor nuestro Dios se vengó
de los que destruyeron su templo.
»Manden llamar a los arqueros para que vengan a Babilonia.
Rodeen la ciudad para que nadie escape.
Háganle lo mismo que ella les hizo a otros,
porque desafió al Señor, el Santo de Israel.
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