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INMERSIÓN
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P R O F E TA S
40:9–41:6
de Tanhumet; los hijos de Efai el netofatita; Jezanías, hijo del maacateo;
y todos sus hombres.
Gedalías les juró que los babilonios no querían hacerles ningún daño.
«No tengan miedo de servirles. Vivan en la tierra y sirvan al rey de Babilonia, y todo les irá bien —les prometió—. En cuanto a mí, permaneceré
en Mizpa para representarlos a ustedes ante los babilonios cuando vengan
a reunirse con nosotros. Establézcanse en las ciudades que han tomado
y vivan de la tierra. Cosechen las uvas, los frutos de verano y los olivos, y
almacénenlos».
Cuando los judíos que se encontraban en Moab, Amón, Edom y en los
otros países cercanos oyeron que el rey de Babilonia había dejado un puñado de gente en Judá y que Gedalías era el gobernador, comenzaron a regresar a Judá de los lugares adonde habían huido. Se detuvieron en Mizpa
para encontrarse con Gedalías y luego se fueron a los campos de Judá para
recoger una gran cosecha de uvas y de otros cultivos.
Poco tiempo después, Johanán, hijo de Carea, y los otros líderes militares fueron a ver a Gedalías en Mizpa. Le dijeron: «¿Sabías que Baalis, rey
de Amón, ha enviado a Ismael, hijo de Netanías, para asesinarte?», pero
Gedalías se negó a creerles.
Más adelante Johanán habló con Gedalías en privado y se ofreció para
matar a Ismael en forma secreta.
—¿Por qué deberíamos permitir que venga y te mate? —preguntó Johanán—. ¿Qué les sucederá entonces a los judíos que regresaron? ¿Por
qué los pocos que quedamos deberíamos terminar esparcidos y perdidos?
Pero Gedalías le dijo a Johanán:
—Te prohíbo que hagas semejante cosa ya que mientes en cuanto a
Ismael.
Después, a mediados del otoño de ese año, Ismael, hijo de Netanías y nieto
de Elisama, quien era miembro de la familia real y había sido uno de los
altos funcionarios del rey, fue con diez hombres a Mizpa para encontrarse
con Gedalías. Mientras comían juntos, Ismael y sus diez hombres de pronto
se levantaron, desenvainaron sus espadas y mataron a Gedalías, a quien el
rey de Babilonia había nombrado gobernador. Ismael también mató a todos
los judíos y a los soldados babilónicos que estaban con Gedalías en Mizpa.
Al día siguiente, antes de que alguien se enterara del asesinato de Gedalías, llegaron ochenta hombres de Siquem, de Silo y de Samaria para adorar
en el templo del Señor. Venían con sus barbas afeitadas, con las ropas rasgadas y con cortaduras que se habían hecho en el cuerpo. También traían
consigo incienso y ofrendas de grano. Entonces Ismael salió de Mizpa para
ir a su encuentro e iba llorando por el camino. Cuando los alcanzó, les dijo:
«¡Oh, vengan y vean lo que le ha sucedido a Gedalías!».