Inmersion Profetas NTV - Flipbook - Página 289
276
INMERSIÓN
•
P R O F E TA S
36:13-31
estaban reunidos los funcionarios administrativos. Allí estaba el secretario Elisama junto con Delaía, hijo de Semaías; Elnatán, hijo de Acbor;
Gemarías, hijo de Safán; Sedequías, hijo de Ananías y todos los demás
funcionarios. Cuando Micaías les contó acerca de los mensajes que Baruc
leía al pueblo, los funcionarios enviaron a Jehudí, hijo de Netanías, nieto
de Selemías y bisnieto de Cusi, para pedirle a Baruc que también viniera a
leerles los mensajes. Entonces Baruc tomó el rollo y se dirigió a ellos. Los
funcionarios le dijeron: «Siéntate y léenos el rollo». Entonces Baruc hizo
lo que le pidieron.
Cuando oyeron todos los mensajes, se miraron unos a otros asustados.
—Tenemos que contarle al rey lo que hemos oído —le dijeron a
Baruc—, pero primero dinos cómo obtuviste estos mensajes. ¿Provinieron directamente de Jeremías?
Así que Baruc explicó:
—Jeremías me los dictó y yo los escribí con tinta, palabra por palabra,
en este rollo.
—Tanto tú como Jeremías deberían esconderse —le dijeron los funcionarios a Baruc—. ¡No le digan a nadie dónde están!
Entonces, los funcionarios dejaron el rollo a salvo en la habitación de
Elisama, el secretario, y le fueron a decir al rey lo que había acontecido.
Luego el rey envió a Jehudí a buscar el rollo y Jehudí lo sacó de la habitación de Elisama y lo leyó al rey, con los funcionarios presentes. Era avanzado el otoño, así que el rey estaba en el cuarto del palacio acondicionado
para el invierno, sentado junto a un brasero para calentarse. Cada vez que
Jehudí terminaba de leer tres o cuatro columnas, el rey tomaba un cuchillo
y cortaba esa sección del rollo. Luego lo lanzaba al fuego, sección por sección, hasta que quemó todo el rollo. Ni el rey ni sus asistentes mostraron
ninguna señal de temor o arrepentimiento ante lo que habían oído. Aun
cuando Elnatán, Delaía y Gemarías le suplicaron al rey que no quemara el
rollo, él no les hizo caso.
Entonces el rey mandó a su hijo Jerameel, a Seraías, hijo de Azriel, y a
Selemías, hijo de Abdeel, para que arrestaran a Baruc y a Jeremías; pero el
Señor los había escondido.
Después de que el rey quemó el rollo en el que Baruc había escrito las
palabras de Jeremías, el Señor le dio a Jeremías otro mensaje. Le dijo:
«Toma otro rollo y escribe de nuevo todo tal como lo hiciste en el rollo
que quemó el rey Joacim. Luego dile al rey: “Esto dice el Señor: ‘Tú quemaste el rollo porque allí dice que el rey de Babilonia destruiría esta tierra
y la dejaría vacía de gente y de animales. Ahora, esto dice el Señor acerca
del rey Joacim de Judá: el rey no tendrá herederos que se sienten en el
trono de David. Su cadáver será echado a la intemperie y permanecerá sin
enterrar, expuesto al calor del día y a las heladas de la noche. Lo castigaré