Inmersion Profetas NTV - Flipbook - Página 287
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INMERSIÓN
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P R O F E TA S
34:20–35:15
juramento. Los entregaré en manos de sus enemigos y ellos los matarán.
Sus cuerpos serán alimento para los buitres y para los animales salvajes.
»”Yo entregaré a Sedequías, rey de Judá, y a sus funcionarios en manos
del ejército del rey de Babilonia. A pesar de que se han ido de Jerusalén por
un tiempo, llamaré a los ejércitos babilónicos para que regresen. Pelearán
contra esta ciudad, la conquistarán y la incendiarán. Me aseguraré de que
todas las ciudades de Judá sean destruidas y que nadie viva allí”».
Este es el mensaje que el Señor le dio a Jeremías cuando Joacim, hijo de
Josías, era rey de Judá: «Ve al asentamiento donde habitan las familias de
los recabitas e invítalos al templo del Señor. Llévalos a una de las habitaciones interiores y ofréceles algo de vino».
Así que fui a ver a Jaazanías, hijo de Jeremías y nieto de Habasinías, y a
todos sus hermanos e hijos, que representan a todas las familias recabitas.
Los llevé al templo y fuimos a la habitación asignada a los hijos de Hanán,
hijo de Igdalías, hombre de Dios. Esta habitación se encontraba junto a la
que usaban los funcionarios del templo, encima de la habitación de Maaseías, hijo de Salum, el portero del templo.
Puse copas y jarras llenas de vino delante de ellos y los invité a beber,
pero no aceptaron. «No —dijeron—, no bebemos vino porque nuestro
antepasado Jonadab, hijo de Recab, nos ordenó: “Nunca beban vino ni
ustedes ni sus descendientes. Tampoco edifiquen casas, ni planten cultivos, ni viñedos, sino que siempre vivan en carpas. Si ustedes obedecen
estos mandamientos vivirán largas y buenas vidas en la tierra”. Así que le
hemos obedecido en todas estas cosas. Nunca hemos bebido vino hasta
el día de hoy, ni tampoco nuestras esposas, ni nuestros hijos, ni nuestras
hijas. No hemos construido casas ni hemos sido dueños de viñedos o granjas, ni sembramos campos. Hemos vivido en carpas y hemos obedecido
por completo los mandamientos de Jonadab, nuestro antepasado. Sin embargo, cuando el rey Nabucodonosor de Babilonia atacó este país tuvimos
miedo del ejército de Babilonia y del ejército de Aram. Así que decidimos
mudarnos a Jerusalén. Por esa razón, estamos aquí».
Entonces el Señor le dio a Jeremías el siguiente mensaje: «Esto dice
el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: ve y dile al pueblo de Judá y de Jerusalén: “Vengan y aprendan una lección de cómo
obedecerme. Los recabitas no beben vino hasta el día de hoy porque su
antepasado Jonadab les dijo que no; pero yo les hablé a ustedes una y
otra vez y se negaron a obedecerme. Vez tras vez les envié profetas que
decían: ‘Apártense de su conducta perversa y comiencen a hacer lo que
es correcto. Dejen de rendir culto a otros dioses para que vivan en paz