Inmersion Profetas NTV - Flipbook - Página 283
270
INMERSIÓN
•
P R O F E TA S
32:23-41
diste al pueblo de Israel esta tierra que habías prometido hace mucho
tiempo a sus antepasados, tierra donde fluyen la leche y la miel.
Nuestros antepasados vinieron, la conquistaron y vivieron en ella,
pero rehusaron obedecerte o seguir tu palabra. No hicieron nada de lo
que les ordenaste. Por eso enviaste este terrible desastre sobre ellos.
»¡Miren cómo han construido rampas de asalto contra las murallas
de la ciudad! Por medio de guerra, hambre y enfermedad la ciudad
será entregada a los babilonios, que la conquistarán. Todo ha sucedido
tal como lo dijiste. Y aun así, oh Señor Soberano, me has ordenado
comprar el terreno —hasta pagué mucho dinero en presencia de estos
testigos— aunque la ciudad pronto será entregada a los babilonios».
Después Jeremías recibió el siguiente mensaje del Señor: «Yo soy el
Señor, Dios de todos los pueblos del mundo. ¿Hay algo demasiado difícil para mí? Por lo tanto, esto dice el Señor: entregaré esta ciudad a
los babilonios y a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y él la conquistará.
Los babilonios que están fuera de las murallas entrarán y prenderán fuego
a la ciudad. Quemarán por completo todas estas casas, donde el pueblo
provocó mi enojo al quemar incienso a Baal en las azoteas y al derramar
ofrendas líquidas a otros dioses. Desde su comienzo Israel y Judá solo han
hecho lo malo. Me han enfurecido con todas sus malas acciones —dice el
Señor—. Desde el día que se construyó esta ciudad hasta ahora no han
hecho más que enojarme, así que estoy decidido a deshacerme de ella.
»Los pecados de Israel y de Judá —los pecados de la gente de Jerusalén,
de los reyes, de los funcionarios, de los sacerdotes y de los profetas— han
provocado mi enojo. Mi pueblo me ha dado la espalda y no quiere regresar.
A pesar de que les he enseñado con diligencia, no aceptaron la instrucción
ni obedecieron. Levantaron sus ídolos abominables justo en mi propio
templo, y así lo profanaron. Edificaron santuarios paganos a Baal en el valle
de Ben-hinom y allí sacrifican a sus hijos e hijas a Moloc. Jamás ordené un
acto tan horrendo; ¡ni siquiera me pasó por la mente ordenar semejante
cosa! ¡Qué maldad tan increíble la que hizo que Judá pecara tanto!
»Ahora quiero decir algo más acerca de esta ciudad. Ustedes han estado
diciendo: “La ciudad caerá ante el rey de Babilonia por guerra, hambre y
enfermedad”; pero esto dice el Señor, Dios de Israel: ciertamente traeré
de regreso a mi pueblo de todos los países adonde lo esparcí en mi furor.
Lo traeré de regreso a esta misma ciudad para que viva en paz y seguridad.
Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. Les daré un solo corazón y un
solo propósito: adorarme para siempre para su propio bien y el bien de
todos sus descendientes. Y haré un pacto eterno con ellos: nunca dejaré de
hacerles bien. Pondré en el corazón de ellos el deseo de adorarme, y nunca
me dejarán. Me gozaré en hacerles bien, y con fidelidad y de todo corazón
los volveré a plantar en esta tierra.