Inmersion Profetas NTV - Flipbook - Página 262
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enemigos al mismo corazón de la ciudad. Yo mismo pelearé contra ti con
mano fuerte y brazo poderoso porque estoy muy enojado. ¡Me has puesto
furioso! Enviaré una plaga terrible sobre esta ciudad y morirán tanto la
gente como los animales. Después de todo eso, dice el Señor, entregaré
al rey Sedequías, a sus funcionarios y a todo el que en la ciudad sobreviva
a la enfermedad, a la guerra y al hambre, en manos del rey Nabucodonosor
de Babilonia y de sus otros enemigos. Él los masacrará y no les mostrará
misericordia, piedad o compasión’”.
»Dile a todo el pueblo: “Esto dice el Señor: ‘¡Elijan entre la vida y la
muerte! Todo el que permanezca en Jerusalén morirá por guerra, enfermedad o hambre, pero aquellos que salgan y se entreguen a los babilonios
vivirán. ¡Su recompensa será la vida! Pues he decidido traer desastre y no
bien a esta ciudad, dice el Señor. Será entregada al rey de Babilonia, quien
la reducirá a cenizas’”.
»Dile a la familia real de Judá: “¡Escuchen el mensaje del Señor! Esto
dice el Señor a la dinastía de David:
»”¡Hagan justicia cada mañana al pueblo que ustedes juzgan!
Ayuden a los que han sufrido robos;
rescátenlos de sus opresores.
De lo contrario, mi enojo arderá como fuego insaciable
debido a todos sus pecados.
Yo pelearé personalmente contra el pueblo en Jerusalén,
esa poderosa fortaleza,
contra el pueblo que se jacta: ‘Nadie puede tocarnos aquí;
nadie puede entrar aquí’.
Y yo mismo los castigaré por ser tan pecadores,
dice el Señor.
Prenderé fuego a sus bosques
y ese fuego incendiará todo a su alrededor”.
Esto me dijo el Señor: «Ve y habla directamente al rey de Judá. Dile:
“Rey de Judá, tú que te sientas en el trono de David, escucha el mensaje del
Señor. Deja que tus ayudantes y tu pueblo también escuchen. Esto dice
el Señor: ‘Sean imparciales y justos. ¡Hagan lo que es correcto! Ayuden a
quienes han sufrido robos; rescátenlos de sus opresores. ¡Abandonen sus
malas acciones! No maltraten a los extranjeros, ni a los huérfanos ni a las
viudas. ¡Dejen de matar al inocente! Si me obedecen, siempre habrá un
descendiente de David sentado en el trono aquí en Jerusalén. El rey entrará
por las puertas del palacio en carros y a caballo, con su corte de ayudantes
y súbditos. Sin embargo, si rehúsan prestar atención a esta advertencia, les
juro por mi propio nombre, dice el Señor, que este palacio se convertirá
en un montón de escombros’”».