Inmersion Profetas NTV - Flipbook - Página 232
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J erem í as
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y los sacerdotes gobiernan con mano de hierro.
Peor todavía, ¡a mi pueblo le encanta que sea así!
Ahora bien, ¿qué harán ustedes cuando todo esto llegue a su fin?
»”¡Corran y salven sus vidas, habitantes de Benjamín!
¡Salgan de Jerusalén!
¡Toquen alarma en Tecoa!
¡Levanten señales en Bet-haquerem!
Un ejército poderoso viene del norte
y trae calamidad y destrucción.
Oh Jerusalén, tú eres mi hija hermosa y delicada,
¡pero te destruiré!
Los enemigos te rodearán como pastores que acampan alrededor de la
ciudad.
Cada uno escoge un lugar para que su tropa devore.
Ellos gritan: ‘¡Prepárense para la batalla!
¡Ataquen a mediodía!’.
‘No, ya es muy tarde; el día se acaba,
y caen las sombras de la noche’.
‘¡Entonces, ataquemos de noche
y destruyamos sus palacios!’”».
El Señor de los Ejércitos Celestiales dice:
«Corten árboles para usarlos como arietes;
construyan rampas de asalto contra las murallas de Jerusalén.
Esta es la ciudad que debe ser castigada,
porque es perversa hasta más no poder.
De ella brota la maldad como de una fuente.
Sus calles resuenan con violencia y destrucción.
Siempre veo sus enfermedades y heridas.
Oye esta advertencia, Jerusalén,
o me alejaré de ti indignado.
Escucha, o te convertiré en un montón de escombros,
una tierra donde no vive nadie».
El Señor de los Ejércitos Celestiales dice:
«Aun los pocos que permanezcan en Israel
serán nuevamente recogidos,
como cuando el que cosecha revisa cada vid por segunda vez
para recoger las uvas que no se cortaron».
¿A quién puedo advertir?
¿Quién escuchará cuando yo hable?