Inmersion Poetas - Flipbook - Page 94
74:13–75:6
81
S almos
Dividiste el mar con tu fuerza
y les rompiste la cabeza a los monstruos marinos.
Aplastaste las cabezas del Leviatán
y dejaste que se lo comieran los animales del desierto.
Hiciste que brotaran los manantiales y los arroyos,
y secaste ríos que jamás se secan.
Tanto el día como la noche te pertenecen;
tú creaste el sol y la luz de las estrellas.
Estableciste los límites de la tierra
e hiciste el verano, así como el invierno.
Mira cómo te insultan estos enemigos, Señor;
una nación insensata ha deshonrado tu nombre.
No permitas que estas bestias salvajes destruyan a tus tórtolas;
no te olvides para siempre de tu pueblo dolido.
Recuerda las promesas de tu pacto,
¡porque la tierra está llena de oscuridad y violencia!
No permitas que humillen otra vez a los oprimidos;
en cambio, deja que el pobre y el necesitado alaben tu nombre.
Levántate, oh Dios, y defiende tu causa;
recuerda cómo te insultan estos necios todo el día.
No pases por alto lo que han dicho tus enemigos
ni su creciente alboroto.
SALMO 75
Para el director del coro: salmo de Asaf; cántese con la melodía de «¡No
destruyas!».
¡Te damos gracias, oh Dios!
Te damos gracias porque estás cerca;
por todas partes, la gente habla de tus hechos maravillosos.
Dios dice: «En el momento que tengo pensado,
haré justicia contra los perversos.
Cuando la tierra tiembla y sus habitantes viven en caos,
yo soy quien mantiene firme sus cimientos.
»Al orgulloso le advertí: “¡Deja de jactarte!”.
Al perverso le dije: “¡No levantes tus puños!
No levantes tus puños desafiantes contra los cielos
ni hables con semejante arrogancia”».
Pues nadie en la tierra —del oriente ni del occidente,
ni siquiera del desierto—
Interludio