Inmersion Poetas - Flipbook - Page 56
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S almos
Déjame solo para que pueda volver a sonreír
antes de que parta de este mundo y no exista más.
SALMO 40
Para el director del coro: salmo de David.
Con paciencia esperé que el Señor me ayudara,
y él se fijó en mí y oyó mi clamor.
Me sacó del foso de desesperación,
del lodo y del fango.
Puso mis pies sobre suelo firme
y a medida que yo caminaba, me estabilizó.
Me dio un canto nuevo para entonar,
un himno de alabanza a nuestro Dios.
Muchos verán lo que él hizo y quedarán asombrados;
pondrán su confianza en el Señor.
Ah, qué alegría para los que confían en el Señor,
los que no confían en los orgullosos
ni en aquellos que rinden culto a ídolos.
Oh Señor mi Dios, has realizado muchas maravillas a nuestro favor.
Son tantos tus planes para nosotros que resulta imposible
enumerarlos.
No hay nadie como tú.
Si tratara de mencionar todas tus obras maravillosas,
no terminaría jamás.
No te deleitas en los sacrificios ni en las ofrendas.
Ahora que me hiciste escuchar, finalmente comprendo:
tú no exiges ofrendas quemadas ni ofrendas por el pecado.
Entonces dije: «Aquí estoy.
Como está escrito acerca de mí en las Escrituras:
me complace hacer tu voluntad, Dios mío,
pues tus enseñanzas están escritas en mi corazón».
A todo tu pueblo le conté de tu justicia.
No tuve temor de hablar con libertad,
como tú bien lo sabes, oh Señor.
No oculté en mi corazón las buenas noticias acerca de tu
justicia;
hablé de tu fidelidad y de tu poder salvador.
A todos en la gran asamblea les conté
de tu fidelidad y tu amor inagotable.
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