Inmersion Poetas - Flipbook - Page 49
36
INMERSIÓN
•
P O E TA S
35:9-23
Entonces me alegraré en el Señor;
estaré feliz porque él me rescata.
Con cada hueso de mi cuerpo lo alabaré:
«Señor, ¿quién se compara contigo?
¿Quién otro rescata a los indefensos de las manos de los fuertes?
¿Quién otro protege a los indefensos y a los pobres de quienes les
roban?».
Testigos maliciosos testifican en mi contra
y me acusan de crímenes que desconozco por completo.
Me pagan mal por bien
y estoy enfermo de desesperación.
Sin embargo, cuando ellos se enfermaban, yo me entristecía;
me afligía a mí mismo ayunando por ellos,
pero mis oraciones no tenían respuesta.
Estaba triste como si fueran mis amigos o mi familia,
como si me lamentara por mi propia madre.
Pero ahora que yo estoy en dificultades, ellos se ponen contentos;
con aires de triunfo se unen en mi contra.
Me ataca gente que ni siquiera conozco;
me calumnian sin cesar.
Se burlan de mí y me insultan;
me gruñen.
¿Hasta cuándo, oh Señor, te quedarás observando sin actuar?
Rescátame de sus ataques feroces.
¡Protege mi vida de estos leones!
Después te daré gracias frente a la gran asamblea;
te alabaré delante de todo el pueblo.
No permitas que mis enemigos traicioneros se regodeen en mi
derrota;
no permitas que los que me odian sin motivo se deleiten en mi
tristeza.
No hablan de paz;
conspiran contra personas inocentes que no se meten con nadie.
Gritan: «¡Ajá!
¡Con nuestros ojos lo vimos hacerlo!».
Oh Señor, tú sabes de todo esto;
no te quedes callado.
No me abandones ahora, oh Señor.
¡Despierta! ¡Levántate en mi defensa!
Toma mi caso, Dios mío y Señor mío.