Inmersion Poetas - Flipbook - Page 287
274
INMERSIÓN
•
P O E TA S
3:10–4:2
Maldigo ese día por no haber cerrado el vientre de mi madre,
por haberme dejado nacer para presenciar toda esta desgracia.
»¿Por qué no nací muerto?
¿Por qué no morí al salir del vientre?
¿Por qué me pusieron en las rodillas de mi madre?
¿Por qué me alimentó con sus pechos?
Si hubiera muerto al nacer, ahora descansaría en paz;
estaría dormido y en reposo.
Descansaría con los reyes y con los primeros ministros del mundo,
cuyos grandiosos edificios ahora yacen en ruinas.
Descansaría junto a príncipes, ricos en oro,
cuyos palacios estuvieron llenos de plata.
¿Por qué no me enterraron como a un niño que nace muerto,
como a un niño que nunca vivió para ver la luz?
Pues una vez muertos, los malvados no causan más problemas
y los cansados encuentran reposo.
Aun los cautivos logran tranquilidad en la muerte,
donde no hay guardias que los maldigan.
El rico y el pobre están allí,
y el esclavo se libera de su dueño.
»Oh, ¿por qué dar luz a los desdichados,
y vida a los amargados?
Ellos desean la muerte, pero no llega;
buscan la muerte con más fervor que a tesoro escondido.
Se llenan de alegría cuando finalmente mueren,
y se regocijan cuando llegan a la tumba.
¿Por qué dar vida a los que no tienen futuro,
a quienes Dios ha rodeado de dificultades?
No puedo comer a causa de mis suspiros;
mis gemidos se derraman como el agua.
Lo que yo siempre había temido me ocurrió;
se hizo realidad lo que me horrorizaba.
No tengo paz ni tranquilidad;
no tengo descanso; solo me vienen dificultades».
Entonces Elifaz el temanita respondió a Job:
«¿Podrías ser paciente y permitirme que te diga unas palabras?
Pues, ¿quién podría quedarse callado?