Inmersion Poetas - Flipbook - Page 269
256
INMERSIÓN
•
P O E TA S
1:17–2:16
de ellos». Así que me dispuse a aprender de todo: desde la sabiduría hasta
la locura y la insensatez; pero descubrí por experiencia que procurar esas
cosas es como perseguir el viento.
Cuanta más sabiduría tengo, mayor es mi desconsuelo;
aumentar el conocimiento solo trae más dolor.
Me dije: «Vamos, probemos los placeres. ¡Busquemos “las cosas buenas”
de la vida!»; pero descubrí que eso también carecía de sentido. Entonces dije: «La risa es tonta. ¿De qué sirve andar en busca de placeres?».
Después de pensarlo bien, decidí alegrarme con vino. Y mientras seguía
buscando sabiduría, me aferré a la insensatez. Así traté de experimentar
la única felicidad que la mayoría de la gente encuentra en su corto paso
por este mundo.
También traté de encontrar sentido a la vida edificándome enormes
mansiones y plantando hermosos viñedos. Hice jardines y parques, y los
llené con toda clase de árboles frutales. Construí represas para juntar agua
con la cual regar todos mis huertos florecientes. Compré esclavos y esclavas, y otros nacieron en mi propiedad. También tuve enormes manadas y
rebaños, más que cualquiera de los reyes que vivieron en Jerusalén antes
que yo. Junté grandes cantidades de plata y de oro, el tesoro de muchos
reyes y provincias. Contraté cantores estupendos, tanto hombres como
mujeres, y tuve muchas concubinas hermosas. ¡Tuve todo lo que un hombre puede desear!
De modo que me hice más poderoso que todos los que vivieron en Jerusalén antes que yo, y mi sabiduría nunca me falló. Todo lo que quise lo
hice mío; no me negué ningún placer. Hasta descubrí que me daba gran
satisfacción trabajar mucho, la recompensa de toda mi labor; pero al observar todo lo que había logrado con tanto esfuerzo, vi que nada tenía sentido;
era como perseguir el viento. No había absolutamente nada que valiera la
pena en ninguna parte.
Entonces decidí comparar la sabiduría con la locura y la insensatez
(porque, ¿quién puede hacer eso mejor que yo, que soy el rey?). Pensé:
«La sabiduría es mejor que la insensatez, así como la luz es mejor que la
oscuridad. Pues el sabio puede ver hacia dónde va, pero el necio c amina
a oscuras». Sin embargo, me di cuenta de que el sabio y el necio tienen el mismo destino: los dos mueren. Así que me dije: «Ya que voy
a terminar igual que el necio, ¿de qué vale toda mi sabiduría? ¡Nada de
eso tiene sentido!». Pues tanto el sabio como el necio van a morir. Al
sabio no se le recordará más que al necio. En los días futuros, ambos
serán olvidados.