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INMERSIÓN
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P O E TA S
Atrapen todos los zorros,
esos zorros pequeños,
antes de que arruinen el viñedo del amor,
¡porque las vides están en flor!
Mi amado es mío, y yo soy suya.
Él apacienta entre los lirios.
Antes de que soplen las brisas del amanecer
y huyan las sombras de la noche,
regresa a mí, amor mío, como una gacela
o un venado joven sobre montes empinados.
Una noche, mientras estaba en mi cama, suspiré por mi amado;
suspiraba por él, pero él no venía.
Así que me dije: «Me levantaré y recorreré la ciudad,
y buscaré por todas las calles y las plazas.
Buscaré a mi amado».
Entonces busqué por todas partes pero no lo encontré.
Los guardias me detuvieron mientras hacían sus rondas,
y yo les pregunté: «¿Han visto ustedes al hombre que amo?».
Y apenas me alejé de ellos,
¡encontré a mi amado!
Lo tomé y lo abracé con fuerza,
y lo llevé a la casa de mi madre,
a la cama de mi madre, donde fui concebida.
Prométanme, oh mujeres de Jerusalén,
por las gacelas y los ciervos salvajes,
que no despertarán al amor hasta que llegue el momento
apropiado.
¿Quién es ese que viene majestuosamente desde
el desierto
como una nube de humo?
¿Quién es el que viene perfumado con mirra e incienso
y todo tipo de especias?
Miren, es el carruaje de Salomón,
rodeado de sesenta héroes,
los mejores soldados de Israel.
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