Inmersion Poetas - Flipbook - Page 160
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S almos
SALMO 131
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén. Salmo de David.
Señor, mi corazón no es orgulloso;
mis ojos no son altivos.
No me intereso en cuestiones demasiado grandes
o impresionantes que no puedo asimilar.
En cambio, me he calmado y aquietado,
como un niño destetado que ya no llora por la leche de su madre.
Sí, tal como un niño destetado es mi alma en mi interior.
Oh Israel, pon tu esperanza en el Señor,
ahora y siempre.
SALMO 132
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
Señor, acuérdate de David
y de todo lo que sufrió.
Le hizo una promesa solemne al Señor;
le juró al Poderoso de Israel:
«No iré a mi hogar
ni me permitiré descansar;
no dejaré que mis ojos duerman
ni cerraré los párpados adormecidos
hasta que encuentre un lugar donde construir una casa para
el Señor,
un santuario para el Poderoso de Israel».
Oímos que el arca estaba en Efrata;
luego la encontramos en los campos distantes de Jaar.
Vayamos al santuario del Señor;
adoremos al pie de su trono.
Levántate, oh Señor, y entra en tu lugar de descanso,
junto con el arca, símbolo de tu poder.
Que tus sacerdotes se vistan de santidad;
que tus leales servidores canten de alegría.
Por amor a tu siervo David,
no rechaces al rey que has ungido.
El Señor le hizo un juramento a David
con una promesa que nunca retirará:
«Pondré a uno de tus descendientes
en tu trono.
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