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INMERSIÓN
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P O E TA S
¡Ay, lengua engañosa! ¿Qué hará Dios contigo?
¿Cómo aumentará tu castigo?
Te atravesarán con flechas afiladas
y te quemarán con brasas encendidas.
Cuánto sufro en el lejano Mesec.
Me duele habitar en el distante Cedar.
Estoy cansado de vivir
entre personas que odian la paz.
Busco la paz;
pero, cuando hablo de paz, ¡ellos quieren guerra!
SALMO 121
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
Levanto la vista hacia las montañas;
¿viene de allí mi ayuda?
¡Mi ayuda viene del Señor,
quien hizo el cielo y la tierra!
Él no permitirá que tropieces;
el que te cuida no se dormirá.
En efecto, el que cuida a Israel
nunca duerme ni se adormece.
¡El Señor mismo te cuida!
El Señor está a tu lado como tu sombra protectora.
El sol no te hará daño durante el día,
ni la luna durante la noche.
El Señor te libra de todo mal
y cuida tu vida.
El Señor te protege al entrar y al salir,
ahora y para siempre.
SALMO 122
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén. Salmo de David.
Me alegré cuando me dijeron:
«Vayamos a la casa del Señor».
Y ahora, aquí estamos,
de pie dentro de tus puertas, oh Jerusalén.
Jerusalén es una ciudad bien construida;
sus murallas compactas son impenetrables.
120:3–122:3