Inmersion Poetas - Flipbook - Page 134
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S almos
Se rebelaron contra las palabras de Dios;
se burlaron del consejo del Altísimo.
Por eso los doblegó con trabajo forzado;
cayeron, y no hubo quien los ayudara.
«¡Socorro, Señor!», clamaron en medio de su dificultad,
y él los salvó de su aflicción.
Los sacó de la oscuridad y de la profunda penumbra;
les rompió las cadenas.
Que alaben al Señor por su gran amor
y por las obras maravillosas que ha hecho a favor de ellos.
Pues rompió las puertas de bronce de su prisión;
partió en dos los barrotes de hierro.
Algunos fueron necios; se rebelaron
y sufrieron por sus pecados.
No podían ni pensar en comer,
y estaban a las puertas de la muerte.
«¡Socorro, Señor!», clamaron en medio de su dificultad,
y él los salvó de su aflicción.
Envió su palabra y los sanó;
los arrebató de las puertas de la muerte.
Que alaben al Señor por su gran amor
y por las obras maravillosas que ha hecho a favor de ellos.
Que ofrezcan sacrificios de agradecimiento
y canten con alegría por sus gloriosos actos.
Algunos se hicieron a la mar en barcos
y surcaron las rutas comerciales del mundo.
También observaron el poder del Señor en acción,
sus impresionantes obras en los mares más profundos.
Él habló, y se desataron los vientos
que agitaron las olas.
Los barcos fueron lanzados hacia los cielos
y cayeron nuevamente a las profundidades;
los marineros se acobardaron de terror.
Se tambaleaban y daban tumbos como borrachos;
no sabían qué más hacer.
«¡Socorro, Señor!», clamaron en medio de su dificultad,
y él los salvó de su aflicción.
Calmó la tormenta hasta convertirla en un susurro
y aquietó las olas.
¡Qué bendición fue esa quietud
cuando los llevaba al puerto sanos y salvos!
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