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INMERSIÓN
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P O E TA S
Envías la oscuridad, y se hace de noche,
la hora en que merodean los animales del bosque.
Los leones jóvenes rugen por su presa;
acechan en busca del alimento que Dios les provee.
Al amanecer, se escabullen
y se meten en sus guaridas para descansar.
Entonces la gente sale a trabajar
y realiza sus labores hasta el anochecer.
Oh Señor, ¡cuánta variedad de cosas has creado!
Las hiciste todas con tu sabiduría;
la tierra está repleta de tus criaturas.
Allí está el océano, ancho e inmenso,
rebosando de toda clase de vida,
especies tanto grandes como pequeñas.
Miren los barcos que pasan navegando,
y al Leviatán, al cual hiciste para que juegue en el mar.
Todos dependen de ti
para recibir el alimento según su necesidad.
Cuando tú lo provees, ellos lo recogen.
Abres tu mano para alimentarlos,
y quedan sumamente satisfechos.
Pero si te alejas de ellos, se llenan de pánico.
Cuando les quitas el aliento,
mueren y vuelven otra vez al polvo.
Cuando les das tu aliento, se genera la vida
y renuevas la faz de la tierra.
¡Que la gloria del Señor continúe para siempre!
¡El Señor se deleita en todo lo que ha creado!
La tierra tiembla ante su mirada;
las montañas humean cuando él las toca.
Cantaré al Señor mientras viva.
¡Alabaré a mi Dios hasta mi último suspiro!
Que todos mis pensamientos le agraden,
porque me alegro en el Señor.
Que todos los pecadores desaparezcan de la faz de la tierra;
que dejen de existir para siempre los perversos.
Que todo lo que soy alabe al Señor.
¡Alabado sea el Señor!
104:20-35