Inmersion Poetas - Flipbook - Page 116
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S almos
Y qué profundos son tus pensamientos.
Solo un simplón no sabría
y solamente un necio no entendería que
aunque los malvados broten como maleza
y los malhechores florezcan,
serán destruidos para siempre.
Tú, oh Señor, para siempre serás exaltado.
Tus enemigos, Señor, sin duda perecerán;
todos los malhechores quedarán esparcidos.
Pero tú me has hecho fuerte como un buey salvaje;
me has ungido con el mejor aceite.
Mis ojos vieron la caída de mis enemigos;
mis oídos escucharon la derrota de mis perversos oponentes.
Pero los justos florecerán como palmeras
y se harán fuertes como los cedros del Líbano;
trasplantados a la casa del Señor,
florecen en los atrios de nuestro Dios.
Incluso en la vejez aún producirán fruto;
seguirán verdes y llenos de vitalidad.
Declararán: «¡El Señor es justo!
¡Es mi roca!
¡No existe maldad en él!».
SALMO 93
¡El Señor es rey! Se viste de majestad.
Ciertamente el Señor se viste de majestad y está armado con
fuerza.
El mundo permanece firme
y no puede ser sacudido.
Tu trono, oh Señor, permanece desde tiempos inmemoriales;
tú mismo existes desde el pasado eterno.
Las aguas crecieron, oh Señor.
Los diluvios han rugido como truenos;
las inundaciones elevaron sus impetuosas olas.
Pero más poderoso que el estruendo de los mares enfurecidos,
más potente que las rompientes olas en la orilla,
el Señor, quien está en lo alto, es más poderoso que estos.
Tus leyes soberanas no pueden ser modificadas;
tu reino, oh Señor, es santo por siempre y para siempre.
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