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INMERSIÓN
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ORÍGENES
47:30–48:13
y jura que me tratarás con amor inagotable al hacer honor a esta última
petición: no me entierres en Egipto; cuando muera, llévate mi cuerpo de
Egipto y entiérrame con mis antepasados.
Entonces José prometió:
—Haré lo que me pides.
—Jura que lo harás —insistió Jacob.
Así que José hizo juramento, y Jacob se inclinó con humildad en la cabecera de su cama.
Cierto día, no mucho tiempo después, le avisaron a José: «A tu padre ya
le queda muy poco tiempo de vida». Entonces José fue a visitarlo, y llevó
con él a sus dos hijos, Manasés y Efraín.
Cuando José llegó, le dijeron a Jacob que su hijo José había venido a
verlo. Entonces Jacob cobró fuerzas y se incorporó en su cama.
Jacob le dijo a José:
—El Dios Todopoderoso se me apareció en la aldea de Luz, en la tierra
de Canaán, y me bendijo con estas palabras: “Te haré fructífero y multiplicaré tu descendencia. Haré de ti una multitud de naciones, y daré esta
tierra de Canaán a tus descendientes como posesión perpetua”.
»Ahora reclamo como hijos míos a estos dos muchachos tuyos, Efraín
y Manasés, quienes nacieron aquí en la tierra de Egipto antes de que yo
llegara. Ellos serán mis hijos, como lo son Rubén y Simeón. Pero cualquier
otro hijo que te nazca en el futuro será tuyo, y heredará tierra dentro de los
límites de los territorios de sus hermanos Efraín y Manasés.
»Hace mucho tiempo, cuando yo regresaba de Padán-aram, Raquel
murió en la tierra de Canaán. Todavía íbamos en viaje y bastante lejos de
Efrata (es decir, Belén). Con mucha tristeza, la enterré allí, junto al camino
que va a Efrata.
Entonces Jacob miró a los dos muchachos.
—¿Son estos tus hijos? —preguntó.
—Sí —le dijo José—, estos son los hijos que Dios me ha dado aquí en
Egipto.
Y Jacob dijo:
—Acércalos más a mí, para que pueda bendecirlos.
Jacob casi había perdido la vista debido a su avanzada edad y apenas
podía ver. Entonces José le acercó a los muchachos, y Jacob los besó y los
abrazó. Entonces Jacob le dijo a José:
—Nunca pensé que volvería a ver tu rostro, ¡pero ahora Dios me ha
permitido ver también a tus hijos!
José retiró a los muchachos de las rodillas de su abuelo, y se inclinó con
el rostro hacia el suelo. Después puso a los muchachos delante de Jacob.
Con su mano derecha dirigió a Efraín hacia la mano izquierda de Jacob, y
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