Inmersion Origenes - Flipbook - Página 91
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G é nesis
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y se echó a llorar. Lloraba con tanta fuerza que los egipcios podían oírlo, y
la noticia pronto llegó hasta el palacio del faraón.
«¡Soy José! —dijo a sus hermanos—. ¿Vive mi padre todavía?». ¡Pero
sus hermanos se quedaron mudos! Estaban atónitos al darse cuenta de
que tenían a José frente a ellos. «Por favor, acérquense», les dijo. Entonces
ellos se acercaron, y él volvió a decirles: «Soy José, su hermano, a quien
ustedes vendieron como esclavo en Egipto. Pero no se inquieten ni se enojen con ustedes mismos por haberme vendido. Fue Dios quien me envió
a este lugar antes que ustedes, a fin de preservarles la vida. El hambre que
ha azotado la tierra estos dos últimos años durará otros cinco años más,
y no habrá ni siembra ni siega. D
ios me hizo llegar antes que ustedes para
salvarles la vida a ustedes y a sus familias, y preservar la vida de muchos
más. Por lo tanto, fue D
ios quien me envió a este lugar, ¡y no ustedes! Y fue
él quien me hizo consejero del faraón, administrador de todo su palacio y
gobernador de todo Egipto.
»Ahora, ¡apresúrense! Regresen a donde está mi padre y díganle: “Tu
hijo José dice: ‘Dios me ha hecho señor de toda la t ierra de Egipto. ¡Así
que ven a verme de inmediato! Podrás vivir en la región de Gosén, donde
estarás cerca de mí, junto con tus hijos y tus nietos, tus rebaños y tus manadas, y todas tus posesiones. Allí te cuidaré, porque aún quedan cinco
años de hambre. De lo contrario, tú, los de tu casa y todos tus animales
morirán de hambre’”.
»¡Miren! —agregó José—. Pueden comprobarlo con sus propios ojos,
y también puede hacerlo mi hermano Benjamín, ¡que de veras soy José!
Díganle a mi padre acerca de la posición de honor que tengo aquí en
Egipto. Descríbanle todo lo que han visto y, después, traigan a mi padre
aquí lo más pronto posible». Llorando de alegría, José abrazó a Benjamín,
y Benjamín hizo lo mismo. Luego José besó a cada uno de sus hermanos y
lloró sobre ellos, y después comenzaron a hablar libremente con él.
La noticia pronto llegó al palacio del faraón: «¡Han llegado los hermanos de José!». El faraón y sus funcionarios se alegraron mucho al saberlo.
El faraón le dijo a José: «Diles a tus hermanos: “Esto es lo que deben
hacer: ¡Apúrense! Carguen sus animales y regresen a la t ierra de Canaán.
Luego vayan a buscar a su padre y a sus familias y vuelvan aquí. Yo les daré
la mejor tierra en Egipto, y comerán de lo mejor que esa tierra produce”».
Después el faraón le dijo a José: «Diles a tus hermanos: “Lleven carros
de Egipto para transportar a sus niños y a sus esposas, y traigan a su padre
aquí. No se preocupen por sus bienes personales, pues lo mejor de la t ierra
de Egipto será de ustedes”».
Así que los hijos de Jacob hicieron lo que se les dijo. José les proporcionó carros, tal como el faraón había ordenado, y les dio provisiones para
el viaje. A cada uno le dio ropa nueva, pero a Benjamín le dio cinco mudas
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